Argandenes (Piloña),

Lucas BLANCO

Año y medio ha tenido que pasar para que los hallazgos de época tardorromana realizados en la excavación de Argandenes, en Piloña, ocupen el sitio que, por importancia, les corresponde. Un tiempo en el que el arqueólogo Rogelio Estrada, encargado de los trabajos de forma voluntaria, dedicó mucho tiempo y que ahora ve recompensado, aunque de manera moral, con la exposición en el Museo Arqueológico de Asturias de varios de los objetos extraídos. Desde esta semana, los materiales mejor definidos extraídos del panteón, construido según los expertos en una etapa de transición entre el Imperio romano y la Edad Media, ya pueden contemplarse en la planta segunda del equipamiento ovetense, si bien habrá que esperar hasta septiembre para que la muestra monográfica esté completa, pues se irán añadiendo más objetos ahora en restauración.

Se podrán contemplar así en el Arqueológico objetos que componían el ajuar de las tumbas halladas en Argandenes, como un puñal, una especie de cinturón, anillos y otros adornos. Unos materiales cuyo interés museístico radica en la escasez de vestigios de la época tardorromana en España. «Es una época poco y mal representada, que puede aclararse con el resultado de esta excavación», señaló el director del museo, José Javier Fernández Moreno, quien cree que, una vez restauradas las piezas que se encontraban en peor estado, el equipamiento podrá presentar una vitrina monográfica que resultará de gran interés para los amantes y estudiosos de la arqueología. «De momento, lo expuesto es poco, pero en cuestión de unas semanas podremos contar con una muestra muy interesante de lo que en su día hubo en Argandenes», indicó.

El hecho de que estos restos sean expuestos es un motivo más para valorar la importancia del hallazgo piloñés que desde que fuera sellado en febrero de 2011 por falta de presupuesto no ha vuelto a ser tocado, a pesar de que se sospecha que en el entorno del edículo funerario hallado podría haber una importante necrópolis de origen romano.

Desde entonces, sólo Rogelio Estrada y un grupo de voluntarios han proseguido por su cuenta las investigaciones que, no obstante, también se encuentran estancadas por la falta de financiación para las costosas pruebas científicas. «Es esencial hacer la prueba del carbono 14 para conocer a ciencia cierta la datación de lo encontrado hasta la fecha», comentó el propio Estrada, quien ya intentó sin éxito una prueba de este tipo hace meses con dinero de su bolsillo.