San Adriano, I. MONTES

Las fiestas de San Adriano, las últimas del verano castrillonense, arrancan el próximo viernes con una misa de enfermos a las seis de la tarde en la capilla y en la que participará el Orfeón de Castrillón. A las ocho de la tarde comenzará la primera verbena que estará amenizada por la orquesta «Cabaret» y el dúo «Paraíso». Durante la tarde se organizarán juegos infantiles para los más pequeños.

La asociación de vecinos de San Adriano, que preside Víctor Fernández, colabora en la organización de las fiestas con la concejalía de Turismo y Festejos de Castrillón y entregará el viernes por la tarde el bollo preñao y la botella de vino a los socios de la entidad.

El sábado, los romeros que partirán a pie y a caballo desde la plaza de Europa de Piedras Blancas y otros puntos del concejo, se concentrarán sobre las once y media de la mañana en La Cruz de las Vallinas para continuar juntos el resto del camino hasta la capilla de San Adriano. Allí está prevista la recepción de los peregrinos a los que se les entregará agua, pan y vino para reponerse del camino.

A la una de la tarde comenzará la misa solemne a la que seguirá la procesión en la que los fieles sacarán las imágenes de la Virgen de Covadonga y de San Adriano. Ambos actos contarán con la participación de la banda de gaitas de Castrillón. La charanga «Pikante» animará la comida al aire libre para la que se instalarán mesas y sillas y en la que se espera unos 500 participantes que tuvieron que inscribirse hace ya algunas semanas en el ayuntamiento de Castrillón. A las seis de la tarde se celebrará una misa rezada en la capilla y después comenzará la romería seguida de verbena, amenizada por el trío «Aquarium». A las ocho de la tarde está prevista la actuación de «La Cirigüeña».

La capilla de San Adriano estará abierta durante el viernes y el sábado para que los peregrinos puedan realizar el rito de «pasar las cadenas» al que los fieles atribuyen poderes curativos. Las cadenas están depositadas durante todo el año en la capilla del santo. La ermita de San Adriano, según las crónicas, fue donada a la iglesia de Oviedo por la reina doña Urraca en el año 112. En 1936, durante la guerra civil española, la capilla fue pasto de las llamas de las que se salvó un escudo cisterciense de piedra. La ermita guarda durante todo el año la venerada imagen de San Adriano, un oficial romano enemigo de los cristianos que se convirtió al cristianismo y fue martirizado. Los relatos refieren que le arrancaron las carnes a pedazos, pero no la fe, por la que murió finalmente decapitado. La Iglesia conmemora el tránsito del santo todos los 8 de septiembre.