Candás, Braulio FERNÁNDEZ

Han pasado dos milenios desde que los romanos legasen a la historia su particular cerámica, la «terra sigillata». Y ahora en Candás puede verse por primera vez una curiosa adaptación: el uso de la «sigillata» para pintar. Su autor es Toni Soriano, polifacético artista valenciano surgido del interés por la cerámica negra y que en su última aventura creativa ha decidido recuperar el proceso de destilación de la arcilla roja pura, como hacían los romanos, para pintar medio centenar de cuadros que llenan estos días las salas del Centro de Escultura Museo Antón de Candás.

«La peculiaridad de la exposición es la utilización de la "sigillata", técnica del mundo romano, pero en clave contemporánea», explica el ceramista y pintor. «La razón por la que me he inclinado por llevar adelante esta propuesta es, además de por su vistosidad, porque la cerámica en Occidente lleva demasiado tiempo anclada en las influencias orientales, olvidando sus raíces grecolatinas», añade, convencido de la necesidad de «reafirmar» esa herencia europea.

«Es reafirmarla y reivindicarla, pero también reformarla», dice Soriano, que ya de primeras ha roto con el ámbito en el que se popularizó la «terra sigillata», la cerámica, introduciendo un nuevo concepto de colores para la paleta del pintor. «Pinto con arcillas naturales destiladas, que pasan por un proceso de decantación, separando las partículas gruesas de la tierra», explica, aislando así la arcilla de un intenso color rojo que impregna cada uno de los cuadros de la muestra. Exactamente igual que hace 2.000 años.

La «terra sigillata», tierra sellada, «era utilizada para que las piezas cerámicas quedaran estancas, ya que hasta el renacimiento nunca se usaron esmaltes para tal fin», señala el artista. «El proceso que yo realizo es el mismo que llevaban a cabo los romanos, con la única excepción que yo lo hago para pintar, para obtener el color», asegura, rompiendo así con la tendencia de siglos atrás de que la pintura se basa en óleos, acrílicos o acuarelas.

«Es un proceso novedoso, no cabe duda, en términos pictóricos, ya que sí sigue en uso para los alfareros», explica Soriano, especialista precisamente en cerámica. «Como ceramista me doy cuenta de que las "sigillatas" consiguen una luminosidad que no conozco en ningún otro material», añade.

Y como resultado, tras seis meses esperando pacientemente el proceso natural de decantación, un buen puñado de obras pictóricas de temática variada, en las que se refleja sobre todo «lo que me preocupa actualmente, sabiendo la situación en la que nos encontramos, la tragicidad que vivimos, y que trato de combatir con ironía a través de los cuadros».

Así, el visitante del Antón puede encontrarse títulos como «La piel a tiras» o «Islas de desolación», y descubrir entre los trazos de la «sigillata» el drama humano de los desahucios, o la política. Desde el prisma de Toni Soriano y con las herramientas de otro tiempo.