Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

Tiene sólo 9 años y junto al gran piano de cola parece aún más pequeña. Pero cuando toca el instrumento se agiganta. Ella es Laura Mota Pello (Oviedo, 2003) y el pasado jueves ofreció un concierto en la Casa de la Música de Mieres que dejó a más de uno con la boca abierta. A su corta edad ya puede escribir en su curriculum con letras mayúsculas que ha sido ganadora del VIII Concurso Internacional de Piano «Antón García Abril» de Teruel y del XV Premio Infantil Santa Cecilia-Fundación Don Juan Borbón de Segovia.

A Laura Mota el piano le encanta, pero no se pasa el día pegada a las partituras. La niña saca tiempo para sus clases de patinaje y gimnasia artística y canta en el Coro de la Fundación Príncipe Felipe. No obstante, cuando le preguntan por su actividad favorita lo tiene claro. «Jugar con mis amigas y bailar», asegura con una sonrisa de oreja a oreja y los ojos brillantes.

Sus padres destacan de ella su carácter antes que su don para la música. «Es una niña abierta, tiene muchos amigos y le encanta estar activa», asegura su madre, Clara Pello. Gracias a su optimismo y su espontaneidad, sus padres se dieron cuenta pronto de que tenía un oído especial para la música. Su madre explica divertida que «le dábamos partituras y ella era capaz de leer la música y cantar la canción sólo viendo las notas, algo impensable para nosotros».

En su familia no hay antecedentes de talento musical, aunque tanto su madre como su padre, Alberto Mota, son muy aficionados «a todo tipo de música, también a la música clásica». Fue por eso por lo que los Reyes Magos le trajeron a Laura Mota un órgano de juguete de regalo, cuando tenía 5 años, y la niña lo empezó a tocar muy bien. «Nos dimos cuenta de que tenía una habilidad especial, porque interpretaba algunas canciones de oído y otras con partitura, pero aprendía y leía las notas muy rápido», explica su madre.

La inscribieron en la escuela de música Tchaikovsky, en Gijón, y ahí empezó una carrera que promete. Después de dos años en la academia, actualmente estudia en casa con el profesor del Conservatorio de Oviedo Francisco Jaime Pantín, y se ha convertido en una de sus alumnas más aventajadas. «Tiene una gran capacidad de concentración, es muy inteligente y aprende muy rápido. Es como una esponja, tarda poco en aprender y es constante, la fórmula perfecta para triunfar en el mundo de la música», explicó Francisco Jaime Pantín poco antes del concierto que ofreció Laura Mota Pello en Mieres.

La joven interpretó un programa «muy complicado», según los profesores del Conservatorio de Mieres, que suelen seleccionar a los alumnos del curso superior para los conciertos en la Casa de la Música. Entre el repertorio había piezas de Sebastian Bach, Joseph Haydn y Robert Schumann. «Como ella, hay muy pocas en el mundo. Dará que hablar», señalaban en el patio de butacas del auditorio mierense.

Llegar al nivel que tiene Laura Mota es costoso, porque la niña necesita constancia y dedicación, pero ni ella ni su familia se toman la formación musical demasiado al pie de la letra. «Hay días que ensayo más y días que ensayo menos, depende de lo que tenga que hacer con mis amigas o con el resto de cosas que me gusta hacer», asegura la joven Laura Mota sentada al piano. La pequeña, como cualquier niña de 9 años, prefiere jugar y sus padres no se lo impiden «porque así tiene que ser, una niña activa pero sin agobios», afirma Clara Pello. Es normal que la premien porque, además de tener talento, ser abierta y optimista y tener un montón de amigos, Laura Mota Pello también llega a casa con unas notas de escándalo, que no bajan del sobresaliente, según destaca su madre.

Los padres están encantados viéndola y aplauden cada paso que da en la música y en su vida. En la Casa de la Música de Mieres también aplaudieron a rabiar desde la primera fila del auditorio, pero reservando fuerzas. Tienen que ser precavidos porque todo indica que los éxitos de su hija sólo acaban de empezar.