La música puede ser un poderoso instrumento de aprendizaje, pero hace falta conocer las claves necesarias para utilizarlo de forma eficaz. El centro de profesores y recursos (CPR) de Nalón-Caudal podrán en marcha este mes un plan formativo dirigido a educadores de escuelas para menores de 3 años, con el objetivo de que utilicen la música en las actividades que desarrollen en el aula. El curso será impartido por Águeda Almaraz, profesora de Música del colegio de Lada, que cuenta con una dilatada experiencia en este tipo de iniciativas. La actividad contará con la participación de una treintena de docentes. La demanda de inscripciones casi duplicó esa cifra, por lo que no se descarta un segundo curso.

«El objetivo principal del curso es que la música sea un elemento integrador básico en la dinámica del aula para las diferentes situaciones que se dan a lo largo del día», expresó Almaraz, para añadir a continuación: «Se pretende conseguir que los pequeños, a través del canto, el ritmo, los instrumentos y las audiciones puedan desarrollar su atención, lateralidad, memoria, pronunciación y coordinación». La docente del colegio de Lada también remarcó que la metodología del curso «es activa, ya que lo que se pretende es que los profesores interioricen lo que luego trasladarán a los niños».

Cada sesión incluida en el programa formativo incluye un bloque de contenidos. De esta forma se trabaja el ritmo, a través de juegos con elementos corporales en situaciones de eco o con improvisaciones. Asimismo, se busca que los niños se familiaricen con los instrumentos con polirritmias y acompañamientos de sencillas melodías con pequeña percusión (platillos, maracas, triángulo, claves, cajas chinas?). Otro de los bloques se corresponde con el empleo de canciones infantiles actuales mediante las que se desarrollan coreografías sencillas grupales con diferentes temáticas: saludo, despedida, higiene, comidas, vocales, números? También se realizan audiciones de música actual y clásica, a través del estudio de la forma musical, acompañadas de movimientos y bailes. Por último, se programan números musicales para representaciones escolares y se escuchan canciones relajantes.

«Las actividades están pensadas para los niños de año y medio o dos años, pero hay partes como la música relajante, que también es válida para los más pequeños, cuando están en la siesta o para después de hacer una actividad lúdica que requiera un esfuerzo físico».

«La idea de este curso es dotar a los docentes de las herramientas para utilizar la música en sus dinámicas. Es un instrumento muy útil porque la música entra sola, no requiere forzar el aprendizaje, siempre que ese mecanismo se emplee de forma organizada y dirigida», subrayó Águeda Almaraz.

La profesora responsable del curso detalló algunas de las estrategias que se explican a los educadores de las escuelas de 0 a 3 años. «Hay claves muy sencillas, como por ejemplo hacer que los niños muevan las manos en el estribillo de la canción y las piernas en la estrofa. Eso ya provoca que presten atención». Y añadió: «El hecho de cantar las canciones favorece la pronunciación y las coreografías permiten potenciar las coordinación corporal de los niños».

Almaraz también indicó que los docentes pueden utilizar cualquier tipo de música. «Nosotros solemos emplear composiciones clásicas, canciones populares e incluso algunas más actuales», apuntó la docente, que aludió al elevado número de profesores inscritos. «Esperamos poder hacer otro curso con la gente que se ha quedado fuera».