C. G. MENÉNDEZ

La presencia de Adolfo Gutiérrez Viejo esta tarde en la Semana de Música Religiosa y en la que ofrece un concierto con lo más representativo de la obra de Bach se debe al deseo del organista de apoyar y proteger este ciclo que ya alcanza su trigésima sexta edición. «Como no hay presupuesto y para que la crisis no nos haga una faena, me ofrecí a dar un concierto gratis», comentaba ayer durante una conversación telefónica que interrumpía el trabajo en la huerta que le gusta realizar durante su tiempo de asueto.

Gutiérrez Viejo, natural de Lugán, en León, y muy vinculado a Asturias, interpreta a las ocho de la tarde, en la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery, un programa que él definió como «serio» y que tiene como protagonista a Bach, «músico cumbre de la música de órgano», resalta, y compositor que ha centrado una parte importante de la carrera de este artista.

Poseedor de una dilatada y reconocida trayectoria profesional -ha sido organista titular de las catedrales de León y de St. Johan von Capistran de Munich, catedrático de órgano del conservatorio de Alicante y de dirección de coro del de Oviedo así como fundador y director de la Capilla Clásica de León y del conjunto de música contemporánea Lucentum, o director titular del coro nacional de España-, Gutiérrez Viejo ha elegido a Bach para su actuación de hoy porque considera que las características del órgano de San Nicolás, «muy bueno, se presta a la obra del compositor alemán».

Si bien señala que el órgano como instrumento «no es propio de la iglesia; le han dado cobijo incluso contra su voluntad», reconoce que es en las naves de las catedrales y las iglesias «donde mejor se desarrolla la tïmbrica de su sonido».

A diferencia de los países centroeuropeos -sobremanera Francia y Alemania-, los órganos españoles clásicos, manifestó Gutiérrez Viejo, «tienen muchas fronteras técnicas: les falta pedal y tienen un solo teclado, lo que no permite la interpretación de todas las obras». Aún así, ensalza la recuperación de muchos de los instrumentos que acogen los templos y considera que además de para ofrecer obras del clasicismo, sirven para crear y difundir música de vanguardia. En este sentido, opina que se puede hacer música nueva para un instrumento viejo ya que «el órgano tiene las características tímbricas idóneas para experiencias sonoras de música de vanguardia. Se presta a hacer extrañamientos del sonido».

Igualmente, Gutiérrez Viejo considera que el órgano está muy indicado para la música de cámara por cómo se combina con otros instrumentos y, personalmente, dice que le gusta en compañía de la percusión y la orquesta.