Tres horas de música y más música. El concierto homenaje a la figura del maestro se convirtió ayer, en la sala de cámara del auditorio de Oviedo, es un auténtico maratón de calidad y emociones. En el corazón del sistema el violinista, profesor y animador cultural Yuri Nasushkin, que dio o da clases prácticamente a todos los que intervinieron en la tarde-noche. Además, ayer cumplía 60 años.

La cita se presentó bajo el epígrafe de «Música en las venas. Homenaje al maestro». Paralelamente se había pensado como una ocasión para recoger ayudas para Banco de Alimentos de Asturias. En la sala, llena, estaban, entre otros, el diputado Antonio Trevín y su esposa, María Eugenia; el canónigo Ramón Platero, los profesores José Luis Prado y Consuelo Martínez, el galerista Luis Hernando y el pintor y jurista Juan Méjica.

Abrió la sesión Ismael Arias, director del auditorio Teodoro Cuesta, de Mieres, sede del «Ensemble Ars Mundi», conjunto que fue el corazón de la velada. Destacó cómo el maestro Nasushkin está creando una escuela de ciudadanos a partir de la música, y como ejemplo de su enraizamiento en Asturias comentó que, aun siendo ucraniano, firma sus correos electrónicos como Xurde, que es al asturiano lo mismo que Yuri al ruso o Jorge al castellano.

Y empezó la fiesta. Primero, el «Ensemble Ars Mundi», con el concertino Fernando Zorita y sus treinta efectivos, dirigidos por el maestro Nasushkin, que tocaron el primer movimiento de la «Sinfonía número 25» de Mozart, muy bien en su dificultad, y después la elegía de la «Serenata para cuerda» de Chaikovski. Ramo de flores para el director y largas ovaciones.

El relevo fue para el «Aria de la Bachiana», de Villa-Lobos, por el grupo de violonchelos, dirigido por Nasushkin. Muy bien el solista Jorge Álvarez y la soprano Elisabeth Espósito.

Saúl Crespo, al violín, estrenó su pieza «Ofrenda musical», llena de dificultades y técnicas extendidas, y después el conjunto de violines «Esperanza» ofreció «Elegía», de Rachmaninov, y el vals de «Doga». Como propina, una danza moldava también de «Doga». Excelente.

En la segunda parte Yuri Nasushkin tocó, de matrícula, una zarabanda de Bach, y después, con su esposa, la pianista Lidia Stratulat, dos movimientos de la «Sonata número 3» de Enesco, verdaderamente maravillosos. Como final, «Milonga del ángel», de Piazzola. El coro de «Peques» y el «Aurum» de chicas del «León de Oro» cantaron seis piezas dirigidos por Elena Rosso que encantaron al público, y como final, de nuevo el «Ensemble Ars Mundi», con dos piezas de la cultura judía de la diáspora europea, una elegiaca y la otra risueña, que permitieron lucirse a Xuacu Llaneza, clarinete, y Sergio Lomas, trompeta. Una fiesta magistral.