¿Cómo pintar nuestra confusión existencial y el doloroso ruido exterior que percibe en ocasiones nuestro cerebro? Es una de las preguntas a las que parece tratar de responder la obra del artista andaluz Emilio Subirá (Sevilla, 1980), que inaugura hoy en la sala gijonesa El Arte de lo Imposible su primera exposición en Asturias. Y llega con veintiséis piezas que agrupa bajo el pertinente título de «Las edades de Johny», un personaje dúctil, en el sentido de deformable, con el que su creador es capaz de trasmitirnos sus obsesiones.

Subirá ha asimilado en una propuesta ciertamente original, en la que se funden angustia y humor irónico, distintas filias artísticas: desde Goya o Munch hasta Bacon, pasando por Juan Muñoz e, incluso, Roy Lichtenstein. Son rastros e influencias que el artista sevillano subsume en una figuración de retórica expresionista y en las disciplinas que despliega en su trabajo: escultura, pintura o dibujo.

«Las edades de Johny» incluye numerosas composiciones en las que Subirá junta escultura y pintura. El artista presenta modelados en masilla epoxi de un personaje mudable, un álter ego quizá, cuya cabeza es un lienzo pintado con acrílico en el que se registran estados de ánimo y pasiones, la expresión pictórica y urgente de una circunstancia o el resumen de toda una trayectoria vital.

La muestra se completa con una serie de pinturas que hablan de la coherencia estética de este creador andaluz, un autor que sabe articular mediante códigos expresivos muy personales, cercanos a veces a lo caricaturesco, una crítica de lectura universal. De ahí el interés de esta exposición que estará en El Arte de lo Imposible hasta el próximo 31 de julio.