Ribadesella y Colunga cerraron ayer sus fiestas de la Virgen de Guía y la Virgen de Loreto, respectivamente. También Viboli, en Ponga; Beniacima, en Onís; y Sames, en Amieva, celebraron sus fiestas de julio. El próximo fin de semana seguirán las celebraciones: Nuestra Señora del Carmen tomará el relevo. Entre los días 13 y 16 habrá fiestas en honor a la Virgen del Carmen en localidades como Lastres, San Juan de Beleño (Ponga), Bustio (Ribadedeva) y Celoriu y Hontoria (Llanes). También habrá celebraciones en Sotu Cangues (Cangas de Onís), con motivo de Santa Lucía, y en Porrúa (Llanes), donde se celebrará la folixa de Llaciniegu.

Los niños fueron ayer las «estrellas» en Ribadesella. Las fiestas de la Virgen de Guía concluyeron con actividades infantiles. La carrera de sacos reunió frente a la lonja a cantidad de niños de entre 4 y 13 años. Juan Olivar y Ainhoa Salazar, de siete años, fueron los ganadores en su categoría. Los vencedores pudieron escoger entre uno de los premios que se colocaron en el escenario. Juan optó por una caña de pescar. «Voy a llevarla a la ría», decía satisfecho. El pequeño reconoció que no saber pesca, «pero vi a un señor haciéndolo y no parece difícil, por eso cogí la caña», alegó. Ainhoa, por su parte, se quedó con un estuche de rotuladores.

Alicia López también tuvo premio: un balón por haber ganado el segundo de los juegos, la carrera del huevo y la cuchara. «El huevo no se me rompió porque lo tenía cogido, pero el señor dijo que valía», explicaba Lucía Díaz, que con cuatro años llevaba en sus manos un «juego de princesas» como ganadora.

En cambio, el regalo de Daniela no lo sostenía ella. Su padre, Ramón Molleda, fue quien lo custodió mientras la pequeña se divertía en las atracciones instaladas en el muelle. Daniela ganó la carrera del huevo y la cuchara, aunque reconoció haber recurrido a las manos para ayudar al huevo a mantener el equilibrio. El colofón de la tarde lo puso una chocolatada.

En Colunga, decenas de familias se reunieron en la playa de La Griega con motivo de la Jira. Ni mayores ni pequeños quisieron perderse el reparto de bollos preñaos, que tuvo lugar a partir de las siete de la tarde en las proximidades de la playa. También hubo verbena.

Amelia Areces y sus amigas no se conformaron con el bollu y lo acompañaron, como muchos otros asistentes, de tortilla, embutidos, empanada y, por supuesto, sidra. Areces lleva toda una vida veraneando en Colunga y nunca ha faltado a la fiesta. Su compañera, Inés Peón, cuenta cómo ni siquiera la lluvia pudo con ellas en anteriores ocasiones. «El año pasado llovía pero estuvimos aquí», asegura.

Del reparto del bollu se ha encargado tradicionalmente la comisión de festejos, en cambio, este año ha sido la Asociación Sociocultural «La huella» la que se ha hecho cargo de todo. Así lo explica Ori Pérez, que indica que se reparten cada año alrededor de 300 bollos. Cada uno cuesta cuatro euros y va acompañado de una bebida. Además esta vez existe la posibilidad de llevarse 3 bollos por solo 10 euros. Para Ori Pérez el atractivo de un día como el de ayer en Colunga es el hecho de que la gente se reúna con su familia y amigos para merendar primero y bailar después. Este año no hubo fuegos artificiales a causa de la crisis. A pesar de esto, Vanesa Maghalaes no quiso faltar a la que definió como una «merienda cena familiar». Rodeada de hermanos y sobrinos, Vanesa pudo disfrutar de una tarde que, esta vez, no arruinó la lluvia. Así lo hicieron también Leticia Noriega y su familia. El pequeño de sus sobrinos, Iván, prefirió, eso sí, sustituir el bollu por los gusanitos y las galletas.

Viboli, en Ponga, volvió a celebrar una verbena nocturna 31 años después. Si hace tres años los nueve habitantes del pueblo recuperaron ya la romería y las clásicas comidas familiares, esta vez montaron una fiesta en honor a San Ignacio que terminaría más allá de las cinco de la madrugada del domingo.