El parador de Cangas de Onís se convirtió ayer en el paraíso de los quesos. En el establecimiento, ubicado en el monasterio de San Pedro de Villanueva, se habilitó un «cheese bar», en el que los clientes y los visitantes pueden disfrutar de las diferentes variedades de quesos asturianos. Un «cheese bar» que ya no se retirará y que se convierte así en un atractivo más del establecimiento. El de Villanueva fue la sede de la presentación oficial del proyecto que dedica el mes de septiembre a los quesos en todos los paradores de la red nacional. Por este motivo acudieron a Cangas de Onís casi una veintena de periodistas, gastrónomos y miembros de diferentes cofradías queseras, que participaron en un «press trip».

El director del parador de Cangas de Onís, Ignacio Bosch explicó que la idea es, durante las jornadas de ayer y hoy, desvelar a los visitantes todos los «secretos» de la fabricación de algunos de los quesos más destacados de la comarca.

Los visitantes disfrutaron de una cata de queso de Gamonéu y sidras asturianas, así como del menú especial del que Paradores ha denominado el «Mes del queso». Fue sólo el aperitivo, porque por la tarde los visitantes se acercaron a una quesería de Onao, participaron en una visita guiada a la abadía de San Pedro de Villanueva y fueron comensales en una cena especial, que Bosch denominó «Gastronomía en espacios únicos», celebrada en la capilla de San Miguel con música de un organista.

La gira por la comarca se cierra hoy con una visita a una cabaña en Gumartini (Cangas de Onís), en la que se elabora queso de alta montaña de forma casera. Se ha programado una degustación de quesos al aire libre.