Mayor presencia de los contenidos sociales en unas obras que tienden, además, a presentarse como instalaciones y a formar parte de un amplio proceso creativo de concepción y formulación multidisciplinar. Éstas son algunas de las características comunes a los siete artistas seleccionados para la XXIII Muestra de Artes Plásticas del Principado, según explicó ayer el comisario de esta cita y crítico, Luis Feás Costilla, en la apertura de una exposición que estará en el Centro Antiguo Instituto hasta el próximo 20 de octubre y en la que también intervinieron la directora del Instituto de la Mujer y Políticas de Juventud, Carmen Sanjurjo, y el concejal de Cultura, Carlos Rubiera.

En esta muestra, que es una oportunidad que se brinda a los artistas jóvenes del Principado para acercarse a los circuitos culturales, tal como subrayó Sanjurjo, se ofrece obra de Mónica Cabo (Oviedo, 1978), que ha sido la ganadora de esta última edición del «Premio Asturias Joven Artes Plásticas», y de Marcos Arroyo (Pontevedra, 1989), Regina Dejiménez (Madrid, 1984), Úrsula Faya (Villaviciosa,1980), Mario M. Martínez Peláez (Gijón, 1988), David Martínez Suárez (San Martín del Rey Aurelio, 1984) y Nerea Lorences (Somiedo, 1983). Tal y como señaló también Feás Costilla, esta colectiva abre a los aficionados al arte y al público en general una ventana a la nueva generación de artistas asturianos que nació en la década de los años 80 y creció en el período de la consolidación de la democracia española.

«Es un ejemplo de las inquietudes de esa generación, con una mayoría de esos artistas que trabajan fuera de Asturias; el Principado hace bien en abrir bases de la muestra, porque cada vez son más los hijos de emigrantes», indicó el comisario de la exposición. Es decir, buena parte del nuevo arte asturiano está relacionado con la huida demográfica como consecuencia de la falta de alternativas laborales en Asturias. A la convocatoria pública, que se ha hecho a través de la programa «Culturaquí» de la Administración regional, se presentaron un total de 52 obras o proyectos. Sanjurjo recordó que, gracias al espacio que abre esta convocatoria, se ha podido reconocer el trabajo de más de cien artistas jóvenes desde 1990. «Pensamos que es indispensable este apoyo a los jóvenes creadores», añadió.

El jurado de esta vigésima tercera edición estuvo constituido, además de por el citado Feás Costilla, por Benjamin Weil, director de LABoral; Jaime Luis Martín (crítico de arte y director del Valey); Lydia Santamarina (directora del museo Barjola) y Nuria Fernández, galerista de Espacio Líquido. A la presentación de ayer en el Antiguo Instituto, en la que tanto Rubiera como Sanjurjo coincidieron en celebrar la colaboración entre la Administración regional y local, pese al distinto signo político de los gobiernos de ambas, acudieron los artistas Regina Dejiménez, Marcos Arroyo y Mario M. Martínez Peláez.

Licenciada en Bellas por la Universidad de Barcelona, Regina Dejiménez, explicó que su obra («Iris/Esquema poético»), investiga la relación y las correspondencia entre el iris del ojo, el paisaje y distintos objetos encontrados. Marcos Arroyo, que ya ganó el premio «Astragal» en 2011, habló de «Serie Noir»: «Utilizo el formato instalación y es una indagación fotográfica sobre la muerte a partir de elementos cotidianos». El gijonés Mario M. Martínez Peláez, técnico en Grabado y Técnicas de Estampación y en Edición de Arte por la Escuela de Arte de Oviedo, explicó que en su trabajo, «Rompe tu círculo», en el que ha colaborado el grupo musical «Stasi», fue planteado como proyecto fin de estudios y combina distintas técnicas, desde la imagen digital y de animación a la xilografía o el linograbado, para señalar que «no somos tan libres como nos dicen». «Es probable que estemos en un zoo», añadió.

La obra de la ganadora del «Asturias Joven de Artes Plásticas», Mónica Cabo, se titula «Partirse en dos» y es una pieza que ironiza a partir de las cajas de ilusionistas. Ursula Faya presenta una serie fotográfica que, bajo el título «Urbes», extrae las sorprendentes simetrías entre los circuitos de un ordenados y una ciudad. David Martínez, conocido por su obra sobre algunas protestas obreras, muestra en «Colapso» la línea de relación entre el humo y el espació. Nerea S. Lorences, licenciada en escultura por Bellas Artes de Pontevedra, propone en «Ruina sobre ruina» un rescate iconográfico de esas zonas urbanas dañadas por el abandono.