Una sombrilla, una silla y una cerveza. Así pasó una parte de su mañana Julio Rodríguez, amante de la literatura, pero sobre todo, un enamorado de la obra de Julio Cortázar. La librería Polledo, en la calle del Peso, puso a disposición de quien quisiera las obras del autor argentino nacido en Bruselas. "Nosotros nos sumamos al homenaje que realiza el Ayuntamiento con motivo del centenario del nacimiento del escritor", explicaba ayer María Jesús Polledo, dueña de la librería.

"Fui invitado al pasar por delante del local, y no me pude resistir. He leído 'Rayuela' muchísimas veces, es una de las más extraordinarias obras de la literatura universal", comentaba Julio Rodríguez, que disfrutaba de la lectura al aire libre.

Las actividades en torno a este autor, y sobre todo a su novela "Rayuela" se sucedieron a lo largo de todo el día de ayer en diferentes puntos de la ciudad. Desde por la mañana, varios usuarios de las bibliotecas municipales salieron a la calle para jugar al "cascayu" con los más pequeños. Por la tarde, en la plaza Porlier y hasta que el tiempo lo permitió, los niños colorearon la acera con "cascayus" de todas formas y colores, mientras muchos padres se animaban a participar con ellos.

"Me gusta jugar al 'cascayu', ya había jugado muchas veces antes", comentaba la pequeña Ada Gil, mientras continuaba pintando el "cascayu" en el que contaba con la ayuda de su padre, Javier Gil. "Me parece una actividad muy educativa, además es barata. Se deberían realizar más cosas de este tipo", afirmaba Mónica Torres, que se acercó con su hija a Porlier, tras leer sobre el homenaje en la biblioteca de Pumarín, donde su pequeña participó en las actividades previas que se realizaron con cuentos de "Historias de cronopios y famas".

A la hora aproximada a la que hace un siglo nació el escritor, comenzó en el teatro de Cajastur un concierto de piano, interpretado por el músico Jacobo de Miguel, y con la narración de Ana Laura Barros, que interpretó fragmentos de las obras de Cortázar. A continuación, los escritores Rodrigo Fresán, Javier García Rodríguez y Ricardo Menéndez Salmón analizaron la obra de Cortázar y los trabajos que más les habían marcado, sobre todo aquellos que habían descubierto a tempranas edades y que les habían hecho introducirse en las obras "cortazarianas". Éstas les sirvieron para "continuar con la obra de este autor", como aseguró Eduardo San José, moderador del coloquio, donde también hubo espacio para que los más pequeños se divirtieran un espectáculo de títeres. Todo un homenajes con olor a tiza y a papel.