El Beethoven más hondo y complejo -y por partida triple- fue ofrecido ayer por el pianista británico Paul Lewis en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo: las sonatas opus 109, 110 y 111, las tres últimas del compositor. Un recital sin concesiones, sencillamente maravilloso, para la segunda entrega de las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni", que patrocina LA NUEVA ESPAÑA. Lewis es el mejor pianista inglés del momento y está considerado en la élite mundial, especialmente por su concepto interpretativo de las obras de Beethoven y Schubert. El intérprete no permitió que se hiciesen fotos durante el concierto.

La primera pieza, numerada como 30 en la relación beethoveniana de sonatas para piano, fue terminada de componer en el año 1822. Primera de las llamadas sonatas tardías, Lewis le dio ese aire novedoso e intemporal, propio del último periodo del genio de Bonn, con estructuras armónicas muy ricas, complicados contrapuntos, implacable forma clásica y desplazamiento de la obra hacia el último movimiento, en tiempo moderado cantabile y de mayor extensión que el resto de la composición. Una gran ovación le premió.

La sonata 31, contemporánea de la anterior -Beethoven la terminó un año antes- fue abordada por Lewis ciñéndose a la partitura, nada efectista y quizá por eso mismo lejos de las espectacularidades que se esperan del piano romántico. El primer tiempo, moderato en forma sonata -con la indicación "amabilità"-, recibió el tratamiento intimista adecuado y, sin pausa, un scherzo veloz y animoso. Para el final, el pianista se armó de valor en un tobogán de movimientos con recitativo y arioso dolente lento, una fuga, una vuelta del lamento arioso y otra fuga con final arriba y potente. Excelente.

La sonata 31 fue la última que compuso Beethoven -con cierta cursilería se la denomina "el adiós a la sonata"-, si bien murió aún cuatro años después de escribirla. Los dos tiempos, el allegro inicial y las seis variaciones, demostraron, si aún hacía falta, la extraordinaria calidad de Lewis, que regaló una pieza de Schubert seguida, como las tres sonatas, de largas ovaciones.