El director de cine y teatro y coproductor madrileño David Serrano (1975) acaba de llegar al Palacio Valdés, teatro al que se siente muy apegado desde hace un año. Y es natural: en poco tiempo ha estrenado allí la comedia morbosa "La venus de las pieles" y el "thriller" policial "Lluvia constante" y el próximo viernes hará lo propio con "Buena gente", de David Lindsay-Abaire, el regreso a la escena de Verónica Forqué tras el éxito arrollador del soliloquio "Shirley Valentine", de Willy Russell.

-Cuando dirige teatro, se diversifica mucho, pero no pasa igual cuando dirige cine.

-Es que es mucho más fácil diversificarse en teatro que en cine. En cine, levantar un proyecto es mucho más caro, dependes de muchas más personas: dependes de que haya una televisión que apoye tu producto y las televisiones privadas, obviamente, quieren productos que le sean económicamente rentables. Es natural: les pasa lo que a cualquier empresa del planeta Tierra. Nadie quiere perder dinero. Así es mucho más complicado sacar proyectos personales, a no ser que seas un director como Almodovar y poco más. En cambio el teatro te da la posibilidad de que puedas arriesgar más porque los presupuestos son más reducidos que en el cine y puedes conseguir ese dinero no go fácilmente, aunque sí con mayor facilidad que en el cine. Sería raro que un productor de cine o una televisión confiase en mí para hacer un melodrama o una película de detectives. En el teatro tengo la ventaja de, como yo además soy coproductor, poder elegir las obras que más me apetecen.

-La última vez que estuvo aquí fue con un policiaco sangriento, la anterior vez, con una comedia morbosa y ahora estrena una comedia al uso.

-Bueno, realmente, "Buena gente" no es una comedia, es lo que los americanos llaman "dramedy". David Lindsay-Abaire, el autor, dice que sus obras tienen que ir de la comedia al drama, que tienen que convivir los dos géneros hasta sus últimas consecuencias. Se queja mucho en algunas entrevistas de que cuando los directores de comedias hacen sus obras, las quitan todo el peso, todo lo contrario de lo que ocurre cuando son directores de dramas los que se meten con sus textos: que le dan una solemnidad que tampoco les viene bien a sus textos.

-¿Y qué ha hecho usted?

-Intentar no estropear lo que ha escrito Lindsay-Abaire. Porque es una obra muy buena. Lo que une a las tres obras que he hecho en este último año es que los tres textos son maravillosos; los tres muy diferentes, pero los tres muy, muy ricos. Además, tuve la fortuna de disfrutar dos de ellos como espectador y otro como lector.

-¿Y, como empresario, qué vio en estas tres funciones para decidir dirigirlas?

-Pues mire, en primer lugar, que me gustan, que es algo absolutamente subjetivo y difícilmente explicable. En segundo lugar, tengo que ver personajes lo suficientemente interesantes como para poder acceder a actores lo suficientemente atractivos como para que, al final, esa obra consiga un teatro y sea económicamente rentable. Actores buenos y, al mismo tiempo, con la capacidad suficiente como para que te vendan un bolo. Nadie se hace rico del teatro y vivir con holgura es muy complicado.

-¿El teatro es un buen negocio?

-Si mides mucho los riesgos y haces producciones pequeñas, con mucho mucho cuidado, puedes no perder dinero y ganar algo. Tenga en cuenta que los presupuestos han bajado alrededor de un 50 o 60 por ciento de media en los últimos cinco años. ¿Dónde se ha ido eso? Los sueldos son mucho más pequeños, las producciones tienen, generalmente, muchos menos actores y muchos menos técnicos. A veces querrías hacer las obras de una manera un poco más lujosas, con más escenografía o que ocurriera algo, pero ahora tienes que prescindir de todo ello. Lo que tiene que ver el Gobierno es cuánta gente trabajaba antes en el teatro, cotizando a la Seguridad Social, y cuántos lo hacen ahora. Y también cuánto dinero le cuesta eso al Estado.

-"Buena gente" es una especie...

-Sí, de superproducción, pero para los tiempos que corren: una escenografía grande, cinco actores, una apuesta arriesgada de los tres productores: Vaca Estudio, Som Produce y Milonga Producciones, la mía. Nos hemos encontrado un texto que nos ha encantado a los productores, a Verónica Forqué... Le voy a decir una cosa: es la primera vez que trabajo con una estrella: La Forqué tiene cuatro Goyas. Y sólo Carmen Maura tiene tantos como ella. Es una actriz con un "La" delante de su apellido. Son pocas: La Maura, la Sardá, la Velasco, la Portillo o la Machi. Es un gozo trabajar con ella.