Las paredes de los pasillos repletas de cuadros, una amplia sala con la escultura principal de la muestra y un lugar reservado para las composiciones de los artistas más jóvenes. No es una galería de arte, pero podría serlo. El colegio Vega de Guceo de Turón acaba de culminar su proyecto educativo "Museo Guceo". El proyecto contó con dos partes diferenciadas: la primera, desarrollada durante el primer trimestre, consistió en la elaboración de obras por parte de los alumnos. La segunda, que se inauguró ayer, es la exposición de todos los trabajos en el centro.

Cada curso tenía por delante un reto. Los más pequeños estudiaron a Giuseppe Arcimboldo, un artista italiano conocido por sus representaciones de rostros con frutas. "Disfrutaron mucho en las clases, jugaron y experimentaron con las formas los colores de cada fruta para dar sentido a sus trabajos", explicó ayer la directora del centro, Rosalía González.

El desarrollo de las obras también ayudó a mejorar la formación curricular. Los estudiantes de Primaria tuvieron que hacer un poco más de trabajo y recibieron una serie de pistas para descubrir el artista que les tocaba tratar. Resultó ser Joan Miró, un nuevo amigo que les ha ayudado a repasar las obras geométricas y aprender fórmulas matemáticas para que sus cuadros tengan unas medidas perfectas.

Todos están colgados en el pasillo. "Es una forma de que vean recompensado su trabajo, están invitadas a recorrer el centro todas las familias y los amigos de los estudiantes del Vega de Guceo", señaló González. Los mayores del centro aprendieron durante estos meses a trabajar en equipo. Ellos fueron los encargados de estudiar y reproducir la obra de Miguel Ángel, todo un genio que los ha hecho replantearse su vocación. Según Rosalía González, "ahora muchos quieren ser artistas". Han empezado con buen pie, ya que la obra del último ciclo de Primaria tiene un espacio destacado en el "Museo Guceo". Es una escultura realizada entre todos, que ocupa el centro del salón de actos y que acapara todas las miradas.