Las paredes de la sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe retumbaron ayer con el aplauso contenido que por fin estalló después de hora y media ininterrumpida de concierto de la orquesta "Oviedo Filarmonía", con el "Orfeón Donostiarra".

Un cuarteto de solistas de lujo (la soprano Angela Meade; la mezzo Marianne Cornetti; el tenor Vittorio Grigolo y el bajo Carlo Malinvero hicieron las delicias del público, más numeroso que lo habitual, y que salió ampliamente satisfecho de la cita. Al frente de "Oviedo Filarmonía", Marzio Conti, hizo bien los deberes. Todos se llevaron más de una ovación.

Cuatro trompetas colocadas de forma estratégica en los laterales del escenario lograron un efecto de sonido envolvente para dar forma a "Requiem" de Verdi, una de las obras del universo lírico romántico más programadas de la historia. Los solitas y el coro interpretaron el "Requiem", el "Kyrie", "Dies Irae", "Domine Jesu (Offertorium)", "Sanctus, Agnus Dei", "Lux aeterna" y "Libera me". Todo seguido, sin interrupciones, para respetar la estructura de la pieza musical.

Tras la emocionante y contundente sesión los asistentes rompieron en un memorable aplauso.