Fue uno de los tres autores que la galerista Aurora Vigil-Escalera eligió para abrir su nueva sala, en la gijonesa calle de Capua. Los trabajos del palentino David Rodríguez Caballero (Dueñas, 1970), uno de los escultores españoles que suscita mayor atención internacional, suscitaron entonces muy elogiosas opiniones en críticos y aficionados, al igual que sus compañeros de inauguración, el pintor Mariano Matarranz y el fotógrafo Pablo Genovés. De ahí el interés de "Through time", muestra que se inaugurará el próximo viernes y en la que se repasan dos décadas de trabajo de un creador que tiene obra en importantes museos y colecciones privadas.

El escultor y pintor, que vive en Nueva York desde el año 2001 y llegó a ser el artista más joven de la galería Marlborough, trae a Gijón una serie de piezas que permiten reconstruir su trayectoria, desde sus muy aplaudidos "origamis" (técnica japonesa del plegado de papel), hasta las esculturas de impulso vertical que fueron inspiradas por su larga estancia neoyorquina. Rodríguez Caballero hizo su primera exposición en 1994, en Pamplona. Su obra ha ido transformándose a lo largo de esos más de veinte años, pero en ese recorrido el artista ha insistido en el diálogo entre la luz y los distintos materiales de los que se ha servido.

Del papel vegetal de 300 gramas que el creador utilizó en sus "origamis", evocaciones de las cometas de la playa valenciana de la Malvarrosa, al aluminio, el latón, el cobre o el bronce, Rodríguez Caballero ha destacado siempre por el rigor formal de sus propuestas. La introducción del pliegue y la curva en sus trabajos abrió su abanico expresivo y enriqueció su lenguaje. Ha desarrollado, además, una destacada faceta como orfebre de piezas de audaz belleza. Ha dicho, en alguna ocasión, que las joyas son un "banco de pruebas" para las piezas de mayor tamaño.