Mientras los aviones Eurofighter, Av8 Harrier o Mv 22 Osprey sobrevolaban el cielo frente a miles de personas que elevaban sus ojos para no perderse detalle de la exhibición del décimo Festival Aéreo en el paseo de San Lorenzo, un niño saharaui elaboraba manualmente con cartón unas alas improvisadas que más tarde pegaría a una botella reciclada para crear un avión de juguete.

Talleres de danzas del mundo, cuentacuentos, actuaciones musicales, comida popular o un concurso gastroérotico para reivindicar la sexualidad libre -bajo el inmortal eslogan pacifista de "haz el amor y no la guerra"- eran algunas de las actividades que se vieron en una jornada de diversión al aire libre en el Pueblu d'Asturies como contraprogramación al Festival Aéreo. A la vez que se iniciaba el desfile de aeronaves por la bahía, se produjo la lectura de un manifiesto que invitaba a la reflexión, como comentaba Lucía Nosti de Codopa, coordinadora de ONG de Asturias: "en un país en crisis se nos pide a los ciudadanos un sacrificio enorme: recortes en cooperación, sanidad y educación mientras el gasto militar incrementa cada año". Este escrito llevaba la firma de casi 500 personas. "Preferimos otro tipo de festivales aéreos como de alas deltas y cometas, más respetuosos con el medio ambiente y creo que esta fiesta es la herramienta para terminar con el festival bélico" apuntaba Nosti.

Carlos Pérez, miembro de Acción en Red, uno de los organizador del evento, explicó que entre las propuestas que se estaban haciendo a los más pequeños estaba el que "si entregan un juguete bélico se llevan un cuento", además de talleres "para hacer aviones de papel con materiales reciclados".

Pilar Prieto, de la Cuenca del Nalón, tiene adoptado a un niño saharaui de la zona de Farsia en Smara, provincia argelina, y ayer estaba especialmente sensibilizada. "Estoy a favor de estas actividades por la paz que sirven de alternativa a la exhibición. El niño proviene de una zona bélica y no quiero que recuerde esos momentos", contaba mientras su hijo, de 11 años, jugaba con globos de agua con sus amigos. Manuel Fernández, otro de los participantes en la folixa pacifista, tenía claro que "lo que cuesta arrancar un avión de este tipo podían invertirlo en comedores sociales".

Mayores y niños dejaron ayer escrita en el Pueblo de Asturias una extensa pancarta con sus opiniones en contra del Festival Aéreo que en el Muro contemplaban miles de personas. "No seremos la munición de sus crisis", decía una de ellas.