Con un pie en Buenos Aires y otro en Soto de Llorío. Así está Virgilio Rodríguez, que con dieciséis años, al igual que muchos jóvenes de su época, se fue a Argentina en busca de una mejor vida, hace ya 63 años. Pero nunca olvidó su pueblo, al que vuelve todos los veranos y donde ha construido un hórreo muy especial. Y es que en su interior se muestra una exposición de fotografías que ha ido recopilando a lo largo de los años. Imágenes tanto de Buenos Aires como de Soto de Llorío, donde aparecen familiares, pero también muchos vecinos y que está siendo toda una sensación. La muestra está abierta para todo aquel que quiera visitarla.

"Las fotos son de acá pero fueron enviadas a Buenos Aires y ahora las traje yo en una maleta", explica Virgilio sobre las fotos expuestas en este hórreo, situado cerca de la casa en la que vivieron sus padres. La idea surgió durante una comida con el alcalde de Laviana, Adrián Barbón, y finalmente se hizo realidad. "Llevaba tiempo pensando qué hacer con las fotografías", explicó, destacando que son más de un centenar las imágenes que forman la exposición en el hórreo. Las fotos han sido escaneadas y retocadas por José Luis García, un amigo que ha querido ayudarle a conservar su historia: "Que se sepa que hay alguien que se preocupa por los recuerdos", dice con admiración García.

Este lavianés sigue viviendo en Buenos Aires, pero no falta un verano a su cita en Asturias y espera seguir haciéndolo "hasta que el cuerpo aguante". Ya en el hórreo, Virgilio Rodríguez se detiene en cada foto, ya que de todas tiene algo que decir. "Este soy yo, estábamos en Vigo para tomar el barco. Y este de aquí, lo encontramos allí. Era de Villoria, iba para Brasil", explica, señalando una imagen en la que aparecen varios jóvenes. Las fotografías tomadas en Argentina se distinguen perfectamente de las que están realizadas en Asturias. En estas últimas, los protagonistas son su familia y los vecinos del pueblo. Los paisajes, que se intuyen verdes aunque las imágenes estén en blanco y negro, la forma de vestir y la precariedad que se observa en algunas hacen deducir que fueron tomadas en Asturias. "Aquellos tiempos eran? por eso nos fuimos", rememora Rodríguez con el ceño fruncido, y sigue: "Durante aquel tiempo en la Argentina trabajábamos de lo que se podía y nunca me faltó un empleo, sin ser un profesional uno hacía lo que podía". Cuando se le pregunta por imagen su favorita, no lo duda. Con paso decidido se aproxima al centro de la estancia y muestra orgulloso un retrato de sus padres y hermanos.

La exposición está abierta a todo el que quiera acercarse. Mucha gente del pueblo ya ha podido disfrutar de este paseo por la historia de Virgilio Rodríguez: "Se sorprenden porque muchos reconocen a las personas de las fotos". Ahora, están trabajando para preparar otras cincuenta imágenes y completar la colección. "Son historias de vida", dice Rodríguez, con una mirada llena de emoción y nostalgia.