Un teatro, un hotel, calles de distintos barrios, esculturas urbanas, edificios emblemáticos, una sede de la Universidad y varios platós. Todos esos lugares se han convertido en los escenarios ovetenses del rodaje de "El futuro ya no es lo que era", la película de Pedro Barbero, protagonizada por Dani Rovira y Carmen Maura, cuya trama se desarrolla en la ciudad.

Durante 16 jornadas, el equipo de este filme ha lidiado con las inclemencias del tiempo, se ha mareado en un paseo en barco por Lastres, se ha emocionado con el cariño de la gente y ha caído rendido a los manjares gastronómicos de Asturias, entre los que no faltaron la fabada, el cachopo y las "fabes" con almejas. Pero ayer, llegó la hora de decir adiós. Tras dos semanas de rodaje en Canarias, el 10 de septiembre aterrizaron en Oviedo y su primera parada fue el teatro Campoamor. Carmen Maura destacaba el frío con el que les había recibido la ciudad, en comparación con los 35 grados que habían dejado en Madrid, y el silencio que reinaba en las calles. Dani Rovira soñaba con poder llevarse la Pista Finlandesa a Madrid para poder seguir corriendo por ella. Y del teatro al Hotel de la Reconquista, en donde revolucionaron un hall que en agosto suele estar más que tranquilo. Los rodajes de exteriores, en La Losa, el edificio histórico de la Universidad, La Jirafa, "el Culo", la estatua de Woody Allen y la calle Pelayo; congregaron a decenas de curiosos que celebraban ver a rostros conocidos del cine nacional por Oviedo.

El sábado, el rodaje se trasladó a los estudios de Zebrastur, en Tudela Agüeria. José Velasco, el productor de la película, puso a disposición de Barbero y su equipo los más de 6.000 metros cuadrados de instalaciones de los que dispone y a una parte importante de su equipo técnico. En su plató más pequeño, la actriz Luisa Martín, metida en la piel de una repugnante periodista, entrevista a Carmen Maura. En el plató más grande, de más de 1.270 metros cuadrados, Carolina Bang, José Corbacho y casi un centenar de extras, graban un complicado plano secuencia en el que Dani Rovira aparece disfrazado de pez. Detrás de los monitores, al equipo le cuesta aguantar la risa, y eso que han visto la escena varias veces. Y así, entre risas, se despiden de Asturias. Pero con ganas de repetir.