Hoy se representa, a las ocho de la tarde en el Teatro Filarmónica, la obra de Joaquín Calvo Sotelo "La Muralla", interpretada por la compañía de teatro ovetense "Odisea", dirigida por Arantxa Atutxa. Se trata de la última obra representada en esta novena edición del Festival de Teatro Amateur "Ciudad de Oviedo".

Estrenada en 1954, La Muralla alcanzó más de cinco mil representaciones y pronto se tradujo a varios idiomas. En su momento, la obra generó gran controversia por satirizar a los politicastros del régimen franquista y a los falsos devotos pero, sobre todo, porque el protagonista -Jorge Hontanar-, valiéndose de su condición de militar del bando nacional, obtiene fraudulentamente su fortuna en la última etapa de la Guerra Civil.

El conflicto de la obra se plantea como por un problema de conciencia, cuando este personaje, amenazado por la muerte, intenta reparar el daño causado teniendo que enfrentarse, atormentado, a una muralla de intereses que se alza contra su propósito.

Cuando en 1993 se repuso en Madrid la obra, bajo la dirección de Gustavo Pérez Puig, éste, resultándole inexplicable que La Muralla hubiera podido estrenarse en los primeros años cincuenta, comentó: "Solamente el apellido de quien firmaba aquella comedia fue el pasaporte que hizo posible su salida a la luz (...). Abuso de autoridad, corrupción, prevaricación, expolio, son hechos y palabras que siguen siendo actuales y asaltándonos a la vuelta de cada esquina (...). La muralla podía y debía molestar al poder tanto entonces como ahora".

Que en 2015 un autor publique un texto sobre el origen fraudulento de tantos capitales acumulados en España es, lamentablemente, un hecho cotidiano. Pero que alguien como Calvo Sotelo, hermano del "protomártir" del Movimiento, haya llevado a las tablas, en los años de la censura más férrea, un caso de corrupción en el que el delincuente pertenece al bando vencedor, es algo que debe hacernos reflexionar.

Lo cierto es, como apuntábamos más arriba, que la obra de Calvo Sotelo tuvo un gran éxito de público y de crítica, y su difusión llevó aparejada también una gran polémica. Además de los miles de representaciones de la obra en toda España, fue estrenada en diversos países europeos como Alemania, Italia, Holanda y Portugal, y también en América Latina (Argentina, Uruguay y otros países de aquel continente).

En general, la crítica teatral fue sumamente elogiosa con la obra. Baste recordar, como ilustración, la de un crítico de gran prestigio en aquellos años como Alfonso Marquerie. O la de Santos Sanz Villanueva, quien escribió que el éxito se debe " a ese buen olfato de Calvo Sotelo para destacar cuestiones de gran vigencia en un momento determinado, y (?) al impacto que el problema que plantea debía causar en 1954, directa o indirectamente sobre muchos de los espectadores".

Pero también, aunque en menor medida, las ha tenido desfavorables. Estas críticas tachan su mensaje de hipócrita y farisaico. Lo cierto es que la polémica que levantó la obra con la censura y ciertos sectores franquistas hicieron que Calvo Sotelo dejase de tratar temas de esa clase y volviese a las comedias amables y no polémicas.