Infiesto se vistió ayer con las mejores galas para honrar a su Virgen de la Cueva. Aunque hubo muchos, algunos echaron en falta una mayor participación de feligreses con el traje regional. De hecho, el párroco, Manuel García Velasco, animó a recuperar en sucesivas ediciones la tradición de que los vecinos de la zona acudan al santuario vestidos de asturianos y con ofrendas.

Cada uno llevaba lo que podía: ramos, gallinas, maíz, huevos... Las fotografías antiguas que se conservan son el testimonio gráfico de que había representación en la Cueva de la mayoría de las parroquias del concejo. Con todo, en la fiesta no faltó el buen ambiente y duró hasta bien entrada la tarde.

El párroco aprovechó para invitar a los piloñeses a colaborar, aportando fotos de bodas, en un libro sobre la historia y leyenda de la Virgen de la Cueva. El párroco explica que sobre 1530 es cuando se tiene constancia del primer dato histórico de la existencia de devoción mariana en la capilla de la Inmaculada.