Una vez al año, los usuarios de los centros de día de Gijón tiran la casa por la ventana. Trabajan durante meses, se ponen nerviosos, dan mil vueltas y finalmente, se suben a un autobús y se convierten en estrellas por un día. El Teatro de la Laboral acogió ayer la III edición de la jornada "La Otra Cara de la Dependencia", un festejo que sirve para demostrar que la edad y la actividad no están reñidos, y que son mayores pero son capaces de hacer muchas cosas.

Porque, como ayer explicaba con desparpajo Rosario de la Vega, usuaria del centro de día de El Arbeyal, "hoy voy a ser chigrera, me voy a encargar de servir bebidas a todos los que lleguen para luego preguntarles si estaba todo bien, y luego todos juntos cantamos una canción". Se refería, llena de nervios, a la representación teatral que iba a escenificar minutos más tarde junto con sus compañeros, un repaso por los anuncios de su época, algunos de bebidas muy conocidas y muy tarareados, en forma de "entreactos".

Como ellos, los usuarios del centro de El Llano dedicaron sus esfuerzos a representar cómo eran las romerías de antaño, a las que acudieron de jóvenes para escuchar la gaita y el tambor y "refrescar" en las fiesta de prau bajo el título "¡Qué tiempos aquellos!".

Los mayores de Gijón-Centro escenificaron el "Cásting de la vida", una alegoría sobre la importancia de todas y cada una de las personas en la que "lo pasamos muy bien, cantamos y bailamos y así pasa mejor el tiempo", contaba Berta Alonso.

Porque de lo que se trata es, precisamente, de robar tiempo al tiempo para descubrir nuevas oportunidades: "la enfermedad me quitó mucho, pero a cambio ahora tengo muchas amigas en el centro, jugamos, leemos y hacemos cosas como estas", reflexionaba la anciana.

En La Camocha prepararon por su parte una "historia de vida" de uno de los usuarios, y el centro de discapacidad invitado, el Sanatorio Marítimo, deleitó a los presentes con su "Cine de Barrio", una representación basada en las célebres películas del recuerdo.

Después de actuar, los mayores comieron y festejaron juntos en una jornada que se alargó hasta la tarde, con la intención de juntarse de nuevo el año que viene para demostrar que la dependencia tiene también una cara amable y divertida. La alcaldesa, Carmen Moriyón, llamó por su parte a acabar con "la cara de los recortes", para seguir impulsando actividades que llenen de vida la vida.