Un punto de encuentro acogedor, entre rock and roll, blues y carteles culturales, desde la Semana Negra hasta B. B. King, situado en pleno corazón de Gijón, en el barrio de Cimadevilla, que alberga entre sus paredes la evolución de la juventud durante más de tres décadas. La Corrada celebró ayer los 35 años desde su apertura con el homenaje a dos mujeres, pioneras en la hostelería de Cimadevilla y luchadoras infatigables, que tras la barra del bar se convirtieron en referente gastronómico de la zona. Milagros Mateos, "Itos", para los amigos, y Lilian Rodríguez, recibieron un emotivo reconocimiento por toda una vida dedicada haciendo bocadillos a muchas generaciones.

El origen de este emblemático bar se remonta a 1980, como reza desde ayer una placa. "Antes tenía una tienda de ropa de segunda mano, pero tuve que dejarlo, entonces se asociaron conmigo Milagros y Secundino. Poco después quedamos solamente nosotras y hasta hoy", recuerda orgullosa Lilian.

Aprendieron el oficio en el día a día, escuchando y sin perder ripio de lo que demandaban sus clientes, adaptándose a los nuevos tiempos y a las exigencias de sus comensales y siempre pendientes de sus empleados. "Procuras que el ambiente de trabajo sea cómodo y agradable, eso se refleja en los clientes", sostiene Lilian. "Somos como una gran familia. Cambian las cosas pero tengo clientes que venían ya hace 35 años y siguen viniendo, están casados, tienen hijos, pero tienen La Corrada como referente. Lo bueno es que se comparte todo y hay gente de todas las edades", añade "Itos", que ayer no pudo asistir a la celebración.

Bocadillos de lomo con queso y tomate, de cecina con orégano y aceite, vegetales y hasta para veganos. "Dime qué quieres, qué te vale para ti, y te lo hago rico para que le preste. Aunque sean las cuatro de la mañana, si vienen es porque lo necesitan. El espíritu es de satisfacer", revela Lilian. "Fíjate el agradecimiento que tenemos a toda la gente que sube hasta Cimadevilla, incluso en el invierno que se hace tan largo en Gijón", recuerda "Itos" que se siente orgullosa de la trayectoria y confía en el buen relevo generacional en el bar. "Me encanta mi barrio. Es especial como La Corrada", sentencia.