"Queríamos traer también las ocas, pero estaban muy nerviosas y al final lo descartamos". Con un claro pesar en sus palabras lamentaba Begoña González la ausencia de unas aves que finalmente no pudieron acompañar a su gallina y a su perra "Elena" en la multitudinaria bendición celebrada en el parque de la iglesia de Lugones con motivo de San Antón, en la que el párroco Joaquín Serrano echó agua bendita por encima de decenas de animales de diferentes especies.

Era un día especial ayer en Lugones. Si bien el inicio de esta celebración se remonta a unos cuatro años atrás, por primera vez los feligreses pudieron acceder a la iglesia parroquial de San Félix con sus mascotas y la respuesta fue más que positiva. Los perros fueron amplia mayoría, pero tampoco faltaron los gatos, conejos, hamsters e incluso algún que otro loro y hasta peces.

La celebración religiosa estuvo muy animada. Numerosos fueron los que tuvieron que seguir la liturgia de pie, y destacó la gran cantidad de niños que entonaron animosas canciones, sólo interrumpidas por algún que otro can que debido al gran trasiego de gente se puso nervioso y revolvió más de la cuenta, con la comprensión del sacerdote. "Hay que entenderlo", explicó Serrano, que aprovechó los actos para destacar el papel de las mascotas. "Dan cariño y compañía, y también van al cielo", apuntó, además de recordar a los más jóvenes que "un animal no es un juguete".

Una postura con la que se mostraron de acuerdo algunos de los presentes, que no ocultaron su satisfacción por participar en una celebración tan especial. "Es un día de mucha alegría en el que se reconoce la importancia que las mascotas tienen para nosotros", explicó la vecina Ana Viña, que acudió con su perra "Noa".

Otros, como Rafa Pendás, tampoco escondían su emoción, que en algunos instantes se convirtió en nerviosismo. "Está muy inquieto e incómodo al ver tanto animal a su alrededor", declaró el dueño de un loro llamado "Kiko", convertido en amigo inseparable de su propietario desde hace ahora un año.

Algunos llegaron a las inmediaciones del templo de la localidad sierense con compañía a pares. Fue el caso de Amparo Alonso y Alfredo Menéndez, que rompieron algún estereotipo y dieron ejemplo de convivencia al presumir a partes iguales de su gato "Gordo", nombre del que dan fe sus más de siete kilos de peso, y la perra "Moly".

Muy orgullosa se mostró también la pequeña Claudia Batalla con su gato "Garfield", al cual apenas podía abarcar con sus dos brazos y con el que no dudó en posar para varias fotos de gente entusiasmada con la belleza del animal. "Es muy bueno y lo traje para que fuese bendecido", señaló a escasos metros de la imagen de un San Antón, que sin duda estará satisfecho de la respuesta de Lugones en su gran día.