"Los Buitres", de Carles Harillo Magnet, inicia el próximo sábado su gira nacional. "Llevamos nueve meses consecutivos en Madrid y las funciones del sábado que viene en el Niemeyer serán las primeras fuera de La Pensión de las Pulgas o La Casa de la Portera, un buen momento para probarnos con otros espectadores", confiesa el propio Harillo Magnet. "Hace casi dos meses que lo vendimos todo, por eso negociamos una segunda función, así que estaremos en el vestíbulo del auditorio del Niemeyer a las 18.30 horas y también a las 20.30 horas", explica el autor y director de un espectáculo que bebe los vientos por el ambiente claustrofóbico de August Strindberg, "pero sin necesidad de quedarnos en ese siglo de polvo", apostilla.

-¿Algo a mitad de camino entre "La familia Addams" y "Llama un inspector"?

-Me gusta esa comparación -dice el dramaturgo.

Y es que "Los Buitres" es un espectáculo singular. "A ver, sin que revelemos mucho. Se trata de un matrimonio que celebra sus diez años desde la boda. Muestran su desgaste emocional mientras esperan la llegada de un tercer personaje al que también desgastan", señala Harillo.

El espectáculo se presentó en La Casa de la Portera, en Madrid, legendario templo del teatro "off" que ahora se ha reencarnado en "La Pensión de las Pulgas". "'Los Buitres' se trata de una obra de teatro de proximidad, es decir, queremos que los espectadores vivan una sensación distinta, no sólo que vayan al teatro", reconoce Harillo. "Venimos de una sala muy pequeña, pero también podemos adaptarnos a teatros 'a la italiana'. Además, se da la circunstancia de que, de un tiempo a esta parte, los teatros se adaptan a nuevas maneras de hacer teatro: adaptan sus vestíbulos, cierran los escenarios...", reconoce el dramaturgo. "En todo caso, insisto, los espacios alternativos han dado un empujón al nuevo teatro y eso está bien".