La madera es el hilo conductor de la exposición colectiva "Vetas" en la que participan seis artistas asturianos que han logrado engrandecer y sacar lo mejor de troncos, tablas o listones hasta el punto de arrancar emociones y contar sin palabras una historia. Adolfo Manzano, Vicente Pastor, Luis Fega, María Jesús Rodríguez, Pablo Maojo y Paco Fernández mostrarán sus creaciones en la sala Sabadell Herrero (Suárez de la Riva, 4) hasta el 29 de julio y -a excepción del último que no pudo ir por problemas de agenda- todos asistieron ayer por la tarde a la inauguración de la muestra, organizada gracias a un acuerdo de colaboración entre el Gobierno del Principado y el Banco Sabadell Herrero. Así, el evento contó con la presencia del viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, y de Pablo Junceda, director general de la entidad bancaria en el noroeste.

De forma didáctica y llana, los artistas presentaron sus piezas micrófono en mano. Rompió el fuego Vicente Pastor (Barcellina, Valdés,1956) para explicar el proceso creativo y el objetivo de su muestra: "Esa inquietud abismal sobre la nada". Llamaron especialmente la atención del público dos de sus cuatro piezas, un marco y una arpillera de plástico duro que originariamente fueron una única creación. "Arranqué el tejido del marco, lo enrollé y lo quemé hasta que cambió de aspecto y tuvo apariencia de piel". Según Pastor, cada pieza forma parte de una acción violenta "que es el retrato de lo que vivimos, de la sociedad actual y de los nefastos sucesos que nos rodean". En el suelo, una estaca que conserva en la base parte del suelo en el que estaba clavada, transporta al visitante a una frontera o a una alambrada por la que trepan centenares de personas en busca de un futuro mejor.

El segundo turno fue para Paco Fernández (San Juan de la Arena, 1950), que aunque no estuvo físicamente allí dejó su obra para que hablase por él. Su muestra, sin título, es la más colorida de "Vetas" y está hecha con pintura acrílica sobre madera y latón a partir de elementos que recupera hasta darle una apariencia similar a la de los antiguos juguetes de hojalata.

La obra de Luis Fega (Piantón, Vegadeo, 1952) fue la elegida para hacer la foto de familia durante la inauguración al ocupar un frontal de la sala. Bajo el nombre de "Intaca", Fega muestra una creación de madera, metacrilato y pigmentos "que se explica por ella misma y por las sensaciones que transmite al que la observa". El artista se inspiró en el cubismo y en el llamado arte expansivo. Es decir, aquella expresión artística que va más allá del soporte y, como es el caso, sale de la pared. "Es una particular visión de la realidad difícil de explicar", concluyó el creador.

El tronco de roble "Mater", de Pablo Maojo (Castilleu, San Pedro de Ambás, 1961), dejó con la boca abierta a los asistentes por la rotundidad de la propuesta y su significado al relacionar la naturaleza con el origen de la vida y la maternidad. "He querido hacer una pieza entrañable, pero no desde el punto de vista afectuoso, sino desde las entrañas", comentó el artista de Villaviciosa.

Al detenerse frente a la muestra de Adolfo Manzano (Bárzana, Quirós, 1958) es necesario afinar el oído. Y es que "Bajo la superficie un corazón late" tiene sonido de hospital. En concreto de la UVI. Manzano acompaña su pieza -una estructura de madera serpenteante que simula la vida y finaliza en el dibujo de un pájaro con patas de cuchillo- con los sonidos cotidianos de una Unidad de Vigilancia Intensiva; desde las máquinas hasta las conversaciones de los médicos y los quejidos de los pacientes.

Finalmente, María Jesús Rodríguez (Oviedo, 1959) explicó su "Payarina", una colección de piezas de madera y vidrio que trabajó tras conseguirlas en la zona rural "de aquí de allá, desde las partes gastadas de un molino que ya no funciona o las vigas rotas que nadie quería".