La comunidad educativa del colegio público de Morcín festejó ayer su cuarenta aniversario, en una emotiva jornada de convivencia y de reencuentros entre antiguos alumnos y profesores que compartieron sus recuerdos y las emociones vividas durante las últimas cuatro décadas con los con 147 escolares y 16 educadores que imparten clases actualmente en este "colegio con alma", como lo definió su director Antonio Sierra.

En "el encuentro intergeneracional del diálogo", los niños y niñas preguntaron a sus predecesores como alumnos por los juegos que se practicaban en otras épocas, si la religión y el asturiano eran optativos o si era verdad que había profesores que pegaban a los escolares con una vara en las manos con los dedos juntos. Al final, se llegó a la conclusión que lo que antes se llamaba el "pío campo" ahora se denomina "pilla, pilla" y que lo que era "cuchillo, tijera y ojo de buey" ahora es "piedra, papel y tijera". También se hizo mención a alguna anécdota vivida cuando imperaba el dicho que la letra con sangre entra o cuando se realizó el primer viaje de estudios en avión el 10 de abril de 1977 a Palma de Mallorca, en un vuelo de la compañía Spantax.

Posteriormente, en el "patio vintage" del centro se jugó a la comba, a la goma o al cascajo mientras en otra sala del colegio se cantaba "un globo, dos globos, tres globos?" o melodías antiguas del grupo infantil Parchís o Torrebruno como "tigres, leones, todos quieren ser los campeones".

El discurso institucional corrió a cargo de Jesús Alvarez Barbao, alcalde de Morcín, quien manifestó que "la relación del Ayuntamiento con el colegio no debe ser de colaboración, sino de obligación, y anunció la aprobación de una partida presupuestaria por importe de diez mil euros para acometer diversas inversiones en el centro". La Consejería de Educación estuvo representada por la inspectora Lucía López, quien valoró "el gran trabajo de equipo que realiza la comunidad educativa del colegio".

Antonio Sierra, su director, fue el encargado de explicar a los presentes los elementos que iba introduciendo en la "cápsula del tiempo" tras la encuesta realizada a los padres de los alumnos. Esta cápsula será enterrada en el jardín del colegio conteniendo en su interior material escolar actual, diversas fotos y vídeos, varias monedas de euro, un ejemplar del periódico de ayer de LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas y un escrito con mensajes y deseos para un futuro en el que se solicita una sociedad solidaria y justa en armonía con el medio ambiente, sin violencia y en la que los maestros no puedan ser sustituidos por robots. Una escuela a la que se vaya a leer, investigar y jugar. En 2056 será desenterrada esta cápsula del tiempo para conocer cómo era el colegio de ahora que muy poco tiene que ver del que era cuando se inauguró en 1976 agrupando a las antiguas escuelas unitarias de niñas y niñas existentes en las siete parroquias del concejo.

Posteriormente, tuvo lugar una comida de convivencia en la que participaron profesores, familias y alumnos, que compartieron las viandas traídas de sus propios hogares.

Por la tarde se celebró un encuentro de antiguos alumnos que visitaron las diferentes estancias del centro y se inauguró la exposición "Nos vemos y nos reconocemos". Finalizó la jornada con un emotivo acto en honor de los exalumnos y profesores fallecidos y con una gran espicha de confraternización en la que los recuerdos y anécdotas fueron los auténticos protagonistas de las conversaciones mantenidas entre los alumnos y profesores que contribuyeron a crear la historia de los últimos cuarenta años de este colegio con alma.