Para los amantes de la naturaleza, para los miedosos o para los urbanitas, la nueva exposición itinerante del Museo del Jurásico de Asturias (Muja), en Colunga, será una excelente elección a visitar. Abierta hasta el 31 de agosto, la muestra teje la historia de "Anfibios y reptiles: del pasado al presente", con dos partes complementarias y divididas en el tiempo.

Del presente, que compete a los anfibios, se ha encargado el geólogo Eleuterio Baeza Chico, el mejor especialista del país en realizar réplicas y alguien capaz de reproducir con suma profesionalidad y mimo más de treinta reptiles y anfibios en su "biotopo" o ecosistema natural. Cada uno, o cada familia, se encuentra metido en una vitrina de cristal y arropado por la vegetación en la que el visitante le vería si se cruzara con él en la naturaleza.

"Hay tres tipos: la vegetación natural tratada con sustancias para que no se altere; la artificial comprada y la artificial que he modelado yo mismo", explica Baeza, un artista en la reproducción de la naturaleza que de materiales como las escayolas dentales y las resinas artificiales obtiene piedras y tortugas, diferenciadas por las texturas y los colores. La de pintar es una tarea más ardua de lo que pueda parecer, pues figuras como el lagarto ocelado llevaron a Baeza unos quince días de pincel y buen pulso.

Hay varios factores que hacen de esta una buena oportunidad para hacerse una completa idea de los anfibios y reptiles que hay en la península Ibérica: muchos son huidizos, nocturnos y, sobre todo y más preocupante, están amenazados por la contaminación que existe en los lugares donde viven, una situación denunciada por Baeza en varios puntos de la visita.

La muestra lleva seis años viajando por España y el geólogo destacó el excelente diseño que el equipo del Muja le ha dado para estos dos meses, que se prevén los últimos de su vida. "Quiero venderla o donarla al museo de mi pueblo, Viso del Marqués, en Ciudad Real, que para tener 3.000 habitantes tiene un Museo de Ciencias Naturales excepcional y hecho a base de donaciones", explica Baeza, quien no está dispuesto a "malvenderla", pues para él tiene un "alto valor sentimental". La construyó con su mujer, ya fallecida, y darle un destino digno es una manera de rendirle homenaje.

De la zona que se ocupa del pasado, de los dinosaurios y reptiles que convivieron con ellos, destaca la didáctica, siempre tan accesible, del equipo científico y divulgativo del museo. Además de la información básica para que el visitante se ubique en las eras geológicas y asocie cada especie a sus huellas, en la exposición también se puede conocer más de cerca el trabajo de investigación que desarrollan José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela.

El Muja tiene, por ejemplo, la mejor colección del mundo de huellas de estegosaurio, una especie de la que se muestra una réplica y que pisó la costa Jurásica, como atestiguan las huellas que se pueden ver en esta exposición. El ictiosaurio hallado en Villaviciosa, el más completo de la península, es otra de las piezas que por la falta de espacio expositivo no se pueden mostrar en el museo más que en ocasiones especiales, cuando los visitantes acceden a las litotecas o laboratorios.

Los geólogos se encuentran ahora excavando otro ictiosaurio en la playa riosellana de Vega y preparando el material que extraen. "Parece una especie diferente a la de Villaviciosa", avanza García-Ramos, quien emplaza a un estudio más profundo para dar por definitiva esta información. El Jurásico asturiano es, como suele decir el director científico del Muja, un yacimiento inagotable, al igual que tampoco se acaban los atractivos que ofrece para todo tipo de públicos.