Chile puso la nota musical ayer en Covadonga, donde la banda de gaitas de Santiago "Ximielgu" y la de Valparaíso "L' andarina" tocaron el himno de Asturias ante la Santina tras una misa en la basílica. La actuación tuvo lugar en el marco de los actos programados por las colectividades asturianas de Chile por la inauguración, el próximo jueves, de una sala dedicada al país en el Museo de la Emigración de Colombres.

La encargada de tocarle la gaita a la Virgen de Covadonga fue Constanza Prida, que minutos antes de la actuación no podía ocultar sus nervios. "Es la primera vez que tocamos aquí y es muy emocionante. En la familia hay mucha tradición musical asturiana porque mi abuela era nieta del gaitero de Libardón" contó la joven, que estuvo acompañada al tambor por su hermana Camila.

La directora cultural de la colectividad asturiana de Chile, Virginia Valdajos, siguió la actuación desde primera fila en la Santa Cueva sin poder casi contener las lágrimas. "En nuestra capilla hay una imagen de la Santina a la que van a rezar todos los españoles. Hay mucha devoción por ella allí y todas las celebraciones giran en torno suyo", subrayó esta descendiente de amievenses.

Tampoco quiso perderse la cita Ramón Trespalacios, actual presidente del Estadio Español Valparaiso-Viña del Mar, que cuenta con casa y familia en Peñamellera Alta. "La Santina une a los asturianos en Chile, por eso estar aquí es un sueño", dijo. "Hace tres años empezamos a recopilar para la exposición de la sala de Colombres fotografías y cartas muy emotivas como la de un joven que va a Chile para evitar la guerra de Marruecos", contó.

Entre los asistentes se encontraba también Esperanza Menéndez, presidenta del colectivo asturiano de Valparaíso-Viña del Mar, y su hija Maite Prieto, con 25 años una de las benjaminas de la comitiva. "Me gusta venir aquí siempre que puedo y conocer los sitios de los que mis abuelos me había hablado tanto. Me dijeron que esto era precioso y no se equivocaron", apostilló.

El abad de Covadonga, Juan José Tuñón, recalcó la "cordialidad" y la "solidaridad" de la comunidad chilena, que completó la jornada con una comida de fraternidad en Ponga y una visita a Villaviciosa.