"El cine no es un trozo de vida, sino un pedazo de pastel", dejó dicho Alfred Hitchcock. Si así fuera, el pequeño pueblo de Puertas de Cabrales, en las estribaciones del parque nacional de los Picos de Europa lleva tres años ofreciendo al mundo algo así como aquel "agradable pastel cremoso de chocolate" al que dedicó una frase de película la inolvidable Audrey Hepburn. Porque Puertas, con apenas cuarenta vecinos en invierno y alguno más llegado con el calor del verano, es sede desde 2014 de un festival de cine de autor, el PuertasFilmFest. Increíble, pero cierto.

El director y programador del evento, Miguel Lorenzo, se mostró "muy satisfecho" con el resultado de la tercera edición de este evento, que se clausuró el lunes, y que incluyó veinte proyecciones. Acudieron durante los cuatro días que duró el festival más de 600 personas, y se alcanzó el récord absoluto durante la emisión del filme "Rams: el valle de los corderos", del islandés Grimur Hakonarson, con 95 asistentes.

Y todo ello en un pueblo oculto en la montaña, en un festival de cine independiente, en el que todas las películas, sean de Estonia, de Japón o de Irán, se emiten en versión original. Y eso que el buen tiempo le quitó visitantes al festival cabraliego. "En las ediciones anteriores se veían abrigos y mantitas en las proyecciones nocturna. Este año todo eran mangas cortas", señaló Lorenzo.

Muy seguidas y animadas estuvieron también las charlas organizadas con directores, actores y otros participantes en las películas proyectadas y las actuaciones en directo. Y muy visitadas las dos exposiciones organizadas al aire del festival: "The Gate II", de Karina Beltrán, y una muestra de esculturas de Rafael Fuster. El festival amplió también horizontes y hubo una proyección en Carreña de Cabrales, a la que siguió un animado coloquio con el fotógrafo Pablo Genovés, hijo del pintor alrededor del cual gira el documental, Juan Genovés.

"Este es un festival de amigos, que se reúnen una vez al año para disfrutar del cine", señaló Lorenzo, quien explicó que la idea le vino hace cuatro años, cuando, con su hijo ya crecido, pensó en qué hacer en el verano en Puertas, más allá de "la sidra, la playa y vegetar". Y se le ocurrió un festival de cine de autor. Está orgulloso de que aquel proyecto haya cuajado y de que haya puesto a Puertas y a Cabrales "en el mapa de las actividades culturales".

¿Cómo se organiza el festival? "Más con voluntad que con dinero", pues se gasta "lo imprescindible: el alquiler de la carpa, la comida y la estancia de los invitados, los derechos de las películas (si no hay cesión)... ¿Y cómo se consigue el dinero necesario? Pues vendiendo cervezas, bocadillos, camisetas... Y con las aportaciones de los cien socios de la Asociación Cultural PuertasFilmFest, que aportan veinte euros al año, cada uno. El resto es "voluntad", "trabajo" y "mucha ilusión", asegura Miguel Lorenzo, un canario con segunda residencia en la casa familiar de Puertas, de donde procede su mujer. La organización del PuertasFilmFest ha contado con la colaboración del Ayuntamiento de Cabrales. Lorenzo ve el futuro con optimismo. Lo más difícil era empezar. Cree que el festival tiene futuro, ya tiene claro en su cabeza cómo será la edición de 2017, e incluso está empezando a pensar ya en la de 2018. Le puede su pasión por "el cine... ese invento del demonio", como dijo Antonio Machado.