"Díjome el cura que viniera una nena ciega y volvió viendo; yo no lo ví, pero dicen que hace milagros". José González lleva toda su vida peregrinando al santuario de El Acebo (Cangas del Narcea) y, aunque dice que no sabe de los milagros de la Virgen, luego reconoce que a él le tiene salvado de muchos accidentes en la carretera cuando era camionero. Por eso sigue subiendo al santuario cada 8 de septiembre.

La ermita congregó a cientos de fieles que, pese al frío y la lluvia, no abandonaron el alto cangués para participar en todos los actos. Hubo misas desde primera hora de la mañana, que finalizaron con el paso de la imagen. El momento más emocionante se vivió cuando bailadores tradicionales ofrecieron unos pasos a la Virgen.

Devoción y pasión por la Virgen del Acebo es lo que se vivió ayer en la ermita. La procesión supone tal intensidad para los fieles que incluso hubo altercados al paso de la talla por tener el mejor sitio. Muchos de los devotos dejaron objetos personales en el santuario con el fin de que la Virgen les proteja. Asímismo, encendieron velas por Nuestra Señora. Tras los actos religiosos hubo una comida campestre, aunque muchos optaron por regresar a casa con los filetes empanados y las tortillas a causa del mal tiempo.

En Pola de Allande también vivieron una jornada intensa con la misa y la procesión del Avellano. La Santina fue recibida en la localidad con una descarga de palenques, que repitieron por la tarde de regreso a la ermita. La jornada de ayer supuso el cierre de los festejos del Avellano, a los que pusieron un broche de oro con una gran verbena animada por las orquestas "Gran Atlanta" y "Ciudad Cristal". Un día de devoción en el Suroccidente.