Israel Elejalde y Bárbara Lennie llenaron ayer el Palacio Valdés con un combate dialéctico en torno a una ruptura sentimental. Los actores, pareja en la vida real, cautivaron al público del odeón avilesino interpretando dos formas distintas de afrontar el fin de una relación. El contraste entre el desgarro de ella y la aparente apatía de él recibió aplausos porque invita a la reflexión. Y eso siempre remueve, por muy frío que el espectador pudiera ser.

"La clausura del amor", dirigida por Pascal Rambert, ha sido definida como un "cuerpo a cuerpo" entre dos personas muy diferentes que acaban de ver cómo su sueño de unidad se hace añicos. Ambos hablan del dolor de esa pérdida, pero no se trata de una discusión al uso, sino de un contraste de pareceres con amargura y sensación de hastío. Los personajes se realizan reproches no tanto por hacer daño al otro, sino por expulsar de dentro la frustración que siempre crea el fin de una vida en común. Una sucesión de monólogos entrecortados.

El público avilesino agradeció la puesta en escena de una obra que ya ha recorrido varios lugares de España con notable éxito. "Es una guerra en la que todo está destruido y todo tiene una segunda vida, también el lenguaje y el cuerpo", han indicado los dos protagonistas en entrevistas. De hecho, Lennie aseveró en una reciente conversación con LA NUEVA ESPAÑA que "'La clausura del amor' es una función agotadora porque exige entregar mucho de ti". "No obstante, es tú trabajo y lo haces porque te encanta", añadió, tras mostrarse especialmente crítica con la situación que atraviesa el sector de la interpretación a nivel nacional.

La relación que mantienen los dos protagonistas fuera de los escenarios incrementa si cabe el interés de muchos espectadores por este espectáculo cargado de elementos psicológicos y que atrapa sobremanera por la intensidad. Porque es prácticamente imposible no hacerse preguntas en torno al desamor después de haber visto a Elejalde y Lennie en plena acción.