Noé Peláez, un escolar ovetense de nueve años, pide la vez haciendo un gesto con la mano y espera su turno. Cuando le llega, con mucha educación, le espeta a Wenceslao López: "Alcalde, en el Antiguo huele a pis, eso hay que solucionarlo, ¿no?". "Tienes toda la razón, hay que arreglarlo, pero el problema es que hay algunas personas mayores que son muy maleducadas y hacen cosas que no deberían", le responde el regidor recogiendo el guante. Y es que Noé es uno de los miembros del Consejo Local de Niños y Niñas, un colectivo integrado por alumnos de todos los colegios de la ciudad que se reúne periódicamente para recopilar sus inquietudes y generar propuestas que logren hacer de Oviedo una ciudad mejor.

Los niños quieren que se les escuche, que se les tenga en cuenta a la hora de construir ciudad, y ayer se lo transmitieron al alcalde y a otros concejales del resto del grupos con representación en el Ayuntamiento, que los escucharon en el salón de recepciones del Consistorio. Entre otras muchas cosas, les plantearon la posibilidad de habilitar más carriles bici, de mejorar las instalaciones de los colegio o de luchar contra la contaminación.

También les aconsejaron que se construyan más zonas de juegos en los parques y que empleen parte del dinero municipal en proporcionarles a los más pequeños más espacios para hacer deporte. "En los parques hay muchas zonas para los más pequeños, pero nosotros, que ya tenemos nueve o diez años, necesitamos pistas para jugar a fútbol o baloncesto. No tenemos donde echar un partido", asegura Diego Álvarez, un alumno del colegio Santo Domingo de Guzmán sin pelos en la lengua.

Como dijo el propio alcalde al terminar el acto, durante el encuentro se recogieron propuestas "muy positivas" porque los niños las plantearon "sin las limitaciones que tenemos los mayores", Vamos, que eso de que los más pequeños dicen siempre lo que piensan, sin miramientos, se hizo patente. "A veces creéis que nuestras ideas son absurdas, pero os equivocáis, tenemos mucho que aportar", aseguran los pequeños. Los ediles tuvieron tiempo para contarles cómo eran ellos de pequeños.