El grupo de montaña Vetusta reunió ayer a alrededor de una veintena de personas para descubrir algunos de los rincones más ocultos del Naranco. Con ellos acudió Carlos Fernández Llaneza, como representante de la asociación Manos por el Naranco. Pese a la mañana lluviosa, visitaron lavaderos -como se aprecia en la imagen-, bocaminas y tolvas, pozos de nieve y casamatas, lo que permitió al grupo hacer un sucinto repaso a la historia del lavado de ropa, minería, la venta de nieve o la guerra civil en la ciudad.