Los muros de la Inmaculada protegen a sus alumnos del mundo y de ahí que el profesorado invente técnicas que les saquen de su zona de confort frente a otras realidades. Lo hacen con técnicas variopintas que cuentan con la "participación entusiasta" de los alumnos como se demostró ayer en el "Maratón solidario" que tuvo a toda la comunidad educativa dando vueltas al campo de fútbol por Haití y los refugiados.

"Pretendemos sensibilizar al alumnado sobre dos aspectos de la realidad actual: migrantes y refugiados dentro del proyecto "Hospitalidad" que promueve la Compañía de Jesús y, paralelamente, el proyecto de "Entreculturas" para la mejora en la calidad de la educación en Haití", explica el jefe de estudios del centro, Ignacio Menéndez.

La iniciativa jesuítica cumple este año su tercera edición desde 2014 -el año pasado dejó paso a los actos de celebración del 125.º aniversario- y se organiza dentro de la "Semana Ignaciana: Solidaridad y Justicia". Se trata de una campaña bajo el lema "Nuestra casa es el mundo", que la Inmaculada comparte con sus centros homólogos por toda España durante este curso. Un proyecto que busca promover experiencias que animen a una reflexión sobre los valores de la justicia y la solidaridad. En este caso orientados hacia los refugiados, migrantes y Haití, puntos de la geografía mundial que han repasado a través de sus clases de Historia y también a las tutorías.

En el "Maratón Solidario" se dieron cita todos los integrantes de la comunidad educativa desde las nueve de la mañana hasta las nueve de la noche. Más de 1.700 participantes, entre alumnos, profesores, familiares y amigos, recorrieron durante doce horas ininterrumpidas, por turnos, los 300 metros de distancia que supone una vuelta al campo de fútbol del colegio -deberían dar 13.083 vueltas al campo para llegar a Siria y 22.363 para tocar Haití-. Tanto las distancias como los tiempos de trayecto estuvieron acompasados con la edad de los escolares. Los de infantil completaron el recorrido gracias al acompañamiento de los alumnos de la ESO que hacen las veces de "hermano mayor" tutelándolos como una iniciativa más de este centro que apuesta por "sembrar para que en el futuro sus alumnos muestren un compromiso social", como describe Menéndez.

El único requisito para participar fue hacerlo con un patrocinador. Tanto un familiar o un vecino como el bar de la esquina, la frutería o incluso alguna empresa. Cualquier aportación era bienvenida para hacer acopio de dinero que la compañía transforma en oportunidades tanto para los haitianos como para quienes están llamados al proyecto "Hospitalidad".

Más allá de lo económico está el reto por el que esta iniciativa tiene cabida en el colegio. "Buscamos el esfuerzo personal de los alumnos, el compromiso de que sepan por qué lo están haciendo", matiza Menéndez. Ayer llegaron con éxito a la meta.