El Museo de Anclas "Philippe Cousteau" de La Peñona, en Salinas, es la fuente de inspiración de Carmen González. El homenaje más dulce al centro ha salido de las manos de esta confitera afincada en el concejo desde hace más de 30 años. Los bombones que vende en su pastelería de Salinas llevan nombres relacionados con este lugar. "No tenía ningún producto exclusivo y, en 2006, después de muchas pruebas de sabores y texturas sacamos unos bombones que llamamos 'arrecifes de Salinas' y luego ideamos otras especialidades", explica.

González llegó a Salinas en 1985 cuando su marido Florencio Quero adquirió la panadería de la localidad. Esta mujer, nacida en Lugo de Llanera y que tiene dos hijos y tres nietos, había gestionado antes un bar en Heros (Avilés). "La cocina siempre me gustó, en el bar hacia los postres del menú y tuvieron éxito. Cuando llegamos a Salinas empecé a hacer bollería en la panadería y de ahí a la confitería", comenta.

El Museo de Anclas Philippe Cousteau y la mina de Arnao son para Carmen González lugares que deberían visitar todos los turistas que llegan al concejo. "Mi querencia por el Museo de Anclas viene de lejos desde el mismo día de su inauguración (en septiembre de 1993). Yo quería ver al rey Juan Carlos cuando vino a inaugurar el Museo y me echaron una multa por mal aparcamiento. No me lo tomé muy a mal sólo pensé que algún día tenía que hacer algo para dar a conocer el Museo", comenta. Su local en la calle Luis Treillard es un ejemplo de la predilección que tiene por "el único museo de anclas al aire libre".

Tras el éxito de los "arrecifes de Salinas", vinieron otros bombones: "oricios de La Peñona", "rizos de Cousteau" y, recientemente, "pedruscos del cañón". "Todas las especialidades están patentadas y todas tiene mucho éxito porque son especiales y realizados a mano, son artesanales no hay ningún bombón igual", señala.

Carmen González se siente agradecida de que muchos clientes se lleven sus exquisiteces cuando tienen que regalar algún recuerdo de Castrillón a sus amigos o familiares de cualquier punto de España. "Las especialidades que hacemos son un símbolo del Museo de Anclas y ya han viajado a ciudades como Londres o Nueva York", asegura la confitera.

Trabajadora incansable, González está satisfecha de que las empresas familiares, la panadería y la confitería, den trabajo a varias personas. "Hay 20 familias que dependen de nosotros, además de las dos de mis hijos y sus parejas y mi marido y yo. En total somos 23 familias que dependemos de la empresa", afirma.

La implicación de la confitera con la comarca viene de lejos. Es una de las profesionales que acuden al certamen Sweet Llambión que anualmente organiza la Mancomunidad de turismo. Asimismo, la asociación de vecinos "Amigos de Salinas" le concedió el premio "Salinas", en la edición de 2014. Es socia de la entidad, a la que presta apoyo siempre que puede. "González ha conseguido, desde que abrió la confitería en 1990, que muchos turistas vengan a Salinas para degustar sus especialidades, como los 'arrecifes de Salinas' o los 'rizos de Cousteau'. Además, es socia de la entidad vecinal desde hace muchos años y una buena colaboradora", declaró el entonces presidente de la asociación de vecinos Eloy Martínez Argüelles, nada más concederle el galardón del colectivo.