Sobre el escenario un reparto de lujo, con Juan Diego, Maggie Civantos, Eloy Azorín, Ana Marzoa. Un texto, con matices, sobre la famosa adaptación cinematográfica, al recuperar la versión original teatral. Una familia con un conflicto para repartir una herencia. Y mucha intensidad y dramatismo sobre el escenario. La obra "Una gata sobre un tejado de zinc caliente" se representó ayer ante un teatro Jovellanos que rozó el lleno y que disfrutó con los arreglos introducidos por la directora, Amelia Ochandiano.

"Es una obra de teatro buenísimo, que mucha gente no conoce, ya que no es igual que la película. Se introduce mucho más material y una puesta en escena que habitualmente no se hace y en la que se ha hecho un gran esfuerzo", explica la directora, que ha sido la encarga de hacer una adaptación del texto de Tennessee Williams.

En la obra Juan Diego hace de abuelo de una familia en la que se desata una tormenta y la posterior crisis. "Estalla por diversas cuestiones, por un detonante, que es la enfermedad del padre, y que encadena muchos conflictos latentes que están entre los personajes de la casa", comenta Ochandiano.

Esta versión de "Una gata sobre un tejado de zinc caliente" tenía el objetivo de conmover al espectador, hablar de conflictos universales y eternos como la muerte, la mentira, el sexo, la represión, la homosexualidad, la ambición, las frustraciones y todo lo que ocurre ante una gran crisis dentro del núcleo familiar.

Una obra que, a diferencia de otras, se representa en una gira por todas las ciudades de España antes de acabar en Madrid. Con un reparto de lujo, un texto muy bien adaptado, y demostrando que existe teatro de calidad. "La cultura en este país está bajo mínimos, las producciones han caído en picado, ha desaparecido de compañías y los últimos años han sido una sangría para todos los profesionales", señala Amelia Ochandiano, para reivindicar más apoyos para poder llevar al público obras como "Una gata sobre un tejado de zinc caliente", que ayer triunfó entre el público del Jovellanos.