Muñecas de porcelana, gramófonos, aperos de labranza, sillines de bicicleta de cuero, ropa de hogar con encajes y puntillas, teléfonos de baquelita, butacas de cine, lecheras de porcelana o molinillos de café manuales son algunos de los aproximadamente 40.000 artículos que este fin de semana pueden encontrarse en la Feria de Antigüedades, Coleccionismo y Vintage que ayer abrió sus puertas en el pabellón de La Magdalena.

El recinto acoge medio centenar de expositores procedentes de todo el territorio nacional, pero también de Francia e Inglaterra. Cabe destacar que, en esta edición, el número de participantes asturianos ha aumentado notablemente, llegando a alcanzar el veinte por ciento del total de stands, señalaban ayer desde la organización del evento.

A diferencia de años atrás, cuando los muebles antiguos de gran volumen copaban la mayor parte del espacio expositivo, actualmente, los protagonistas indiscutibles de la feria son los objetos vintage, piezas con cuarenta o cincuenta años de historia que se destinan a la decoración, tanto del hogar como de establecimientos públicos. "El vintage gana presencia a pasos agigantados y atrae a un público más joven, que da la vuelta a los artículos. Así, una puerta o un baúl se convierten en mesa, un palé hace de base de una cama o un sofá, o una caja de fruta se transforma en una estantería o un recipiente para guardar juguetes, comida o revistas", comentan desde la empresa Noy Grup Firal, organizadora del certamen.

Los coleccionistas constituyen un público fiel en esta feria ya consolidada en Avilés, que abre hoy y mañana de 11.00 a 21.00 horas. "Este tipo de lugares son una perita en dulce para los que buscamos aumentar colecciones", comenta Juan Alfonso Solar, amante desde la adolescencia de las radios. "Mi abuelo me regaló una cuando aún no había cumplido los veinte años y ahí empezó mi afición por estos aparatos. Tengo una docena y todos funcionan", relata.

A poca distancia, una pareja contempla un pequeño mueble de pared con las puertas rematadas con tela metálica. "Nos gusta para el baño o la cocina, daría un aire rural al ambiente", apuntan. Y es que los objetos relacionados con el mundo tradicional despiertan la atención del visitante. Así, en muchos de los expositores pueden encontrarse desde bacinillas a lecheras, pasando por lencería de hogar confeccionada en lino o finos algodones y decorada con encajes, puntillas o complejos bordados. "Compran una colcha y con ella hacen unas cortinas o combinan las telas con otras estampadas para crear originales ideas", manifiesta la familia Salazar, de Valladolid, y que ayer esperaban poder tener un próspero fin de semana de ventas.