"Tiétar" es un pastor belga, tiene seis años, y lleva cuatro años y medio de servicio como especialista en detectar cebos envenenados, en todo tipo de ambientes, para la Escuela de Adiestramiento Canino del Servicio Cinológico y Remonta de la Guardia Civil en el Pardo (Madrid). Ayer, en el Museo del Pueblo de Asturias, realizó una exhibición dentro de la feria Asturcaza.

En apenas un par de minutos localizó un ejemplar de garduña muerto, que había ingerido el veneno anteriormente, y una muestra del veneno Aldicarb, que pertenece a la familia de los carbamatos, y que estaba en una caseta de un pájaro del entorno. "Este perro puede llegar a tener diez años de vida laboral. Lo primero que hay que trabajar con este tipo de perros es el rechazo a la comida, para que diferencie su olfato, y que solo coja lo que se le da de comer, nada de lo que hay suelto, que es donde puede estar el veneno. Realmente se realiza un trabajo de formación de detección similar como el de las drogas o explosivos", comenta Julián Calles, agente de la Guardia Civil, que junto a Daniel Garrido ofreció ayer la exhibición en Gijón.

Este tipo de perros están preparados para detectar veneno tanto en espacios urbanos como rurales. "En la zona urbana el problema es más con la gente a la que les molestan los animales, utilizan cualquier cosa como veneno, ya sea un raticida o lejía. Pero en el ambiente rural hay muchas sustancias que están prohibidas, y que ahora se utilizan para combatir plagas o problemas de zorros de forma controlada, pero que muchas veces tienen un uso inadecuado, ya que la utilización de venenos puede presentarse en cadena, que se pase desde los restos de un animal muerto, y vaya mucho más lejos", explica Julián Calles.

En el caso de Asturias la mayor dificultad se produce en torno a la figura del lobo, mientras que en otros puntos del país el envenenamiento afecta a aves rapaces, que son las que acaban con las gallinas. "En Asturias vuelve a estar otra vez presente la estricnina, un veneno que, colocándoselo a una oveja viva o muerta, afecta al lobo, ya que acaba muriendo al ingerirlo", comenta Calles.

Esta exhibición formó parte de la feria Asturcaza, que ayer celebró su última jornada, con talleres, un concurso de rastro sobre jabalí y una mesa coloquio.