El historiador Juan Pablo Fusi impartió una charla en Noreña sobre "España: Estado, Nación Nacionalismos" en la que sostuvo que "los nacionalismos en España surgen por la debilidad del Estado". Según Fusi, hubo desde principios del siglo XVI una identidad nacional española con la que han coexistido realidades regionales, pero, a diferencia de lo ocurrido en otros países europeos, el estado del siglo XIX fue "pequeño, débil e ineficiente por la indefinición de la función pública y la carencia de recursos del Estado, y por tanto el nacionalismo español de finales del XIX es un instrumento débil de integración del Estado y de cohesión naciona", manifestó.

Esa circunstancia ayudó a que florecieran los nacionalismos a principios del siglo XX, especialmente el vasco y el catalán, y más tímidamente el gallego.

Respecto de la actual situación de los nacionalismos, Fusi se mostró partidario del diseño vigente del reparto territorial porque considera que "no se puede ir más lejos; se podrá criticar por exceso de intento de atraer y resolver el problema para siempre".

Por ejemplo, dijo que en el año 1978 no hubo un solo preso de ETA en la cárcel, y ETA no continúa por un déficit democrático sino "por una estrategia hacia la independencia, porque ETA no puede aceptar la autonomía, una autonomía como jamás ha tenido el País Vasco, que tiene todas las competencias, es un estado en todo menos en el nombre".

Y la lógica del nacionalismo catalán es también de máxima exigencia. "El nacionalismo catalán tiene una autonomía amplísima, mucha más que los estados norteamericanos o que los lander alemanes, pero el problema está en ellos, en que, se conceda lo que se les conceda, no quieren la integración en el estado español y mantienen como irredentismo emocional la aspiración a la independencia".