"No hay mejor protección que la de los propios compañeros", manifestó Ana Esther Velázquez, directora del IES Bernaldo de Quirós de Mieres, que junto a la psicóloga Natalia Suárez y la abogada María Luisa Duque compusieron la mesa redonda organizada por el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas con el título "Acoso escolar: repercusiones jurídicas, psicológicas y educativas", un acto que tuvo lugar en la Casa de la Cultura de Mieres.

Natalia Suárez explicó las características psicológicas más significativas del acosador y del acosado, y alertó de que "cualquier diferencia, de raza, sexo, educación o aspecto puede ser el detonante para que un niño agresivo comience a acosar". "En estos niños se percibe una falta de entrenamiento emocional y de empatía y con frecuencia proceden de familias rígidas, con modelos de violencia. Son niños a los que no se les ha enseñado que las acciones tienen consecuencias". Por otra parte, las víctimas de acoso manifiestan actitudes pasivas, de rechazo al colegio, trastornos psicosomáticos y de conducta. "La función del psicólogo es entender qué pasa por la cabeza de ese niño e intentar erradicar el dolor originado por su situación de acoso", expuso la psicóloga, que entiende prioritaria la labor de prevención ya en edades tempranas. "Que empaticen, que entiendan y acepten las diferencias". Suárez también hizo referencia a la reeducación del acosador. "Hay que conseguir que se exprese y trabajar en el estímulo del pensamiento crítico para romper sus rigideces. Y a los demás hay que explicarles que hablar no es chivarse, sino corregir un error".

Ana Esther Velázquez entiende que "la agresividad del actual contexto social es el caldo de cultivo del acoso y hemos olvidado que educar implica que los niños aprendan que las consecuencias existen". Velázquez apunta directamente a la proliferación de los teléfonos inteligentes y a la extensión de las redes sociales. "Desde muy pequeños disponen de poderosos instrumentos con los que están permanentemente conectados. De hecho, hoy el acosado no está a salvo ni de día ni de noche". En este sentido reconoció que el personal docente se encuentra con graves pruebas de acoso realizadas por medio de los smartphones y resumió los protocolos de actuación existentes, que se activan en el momento en que se tiene la sospecha de un supuesto de acoso. "Pero ha de tenerse en cuenta que, actualmente, buena parte del acoso infantil se produce fuera de los centros educativos debido, precisamente, a los teléfonos inteligentes". "Además, los docentes hemos de enfrentarnos a la ley del silencio entre los propios chicos, actuar dentro de un sistema legal muy garantista, que protege también al acosador, y a la falta de colaboración de las familias", lamentó Velázquez.

Por su parte, la abogada María Luisa Duque hizo un repaso de la legislación vigente aplicable en los casos de acoso, haciendo especial mención a la responsabilidad civil que cabe exigir a los padres del menor acosador. "Con frecuencia es más efectivo y rápido reclamar una indemnización económica por el daño causado al menor", manifestó la letrada, que recordó la obligación existente de denunciar las situaciones de posible acoso. También describió el recorrido judicial que siguen las denuncias y los diversos tipos de medidas que hay que adoptar. Además, lamenta la tibieza con la que se tratan muchos de estos asuntos en la vía penal. Y para ejemplificar su exposición, Duque relató tres casos reales de acoso que terminaron en los tribunales cuya característica común es la condena económica de los padres.