"Nuestros genes no determinan nuestra vida ni marcan nuestro camino; podemos mejorar, siempre que queramos y tengamos voluntad". La coach y divulgadora Paula Sopeña ofreció ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA una charla cargada de energía positiva y deseos de cambio.

La divulgadora aseguró que el cuerpo humano está diseñado biológicamente para alcanzar estados de bienestar y plenitud. "Todo está programado para aprender, redefinirse y evolucionar hasta el último de nuestros días".

Y en esa evolución hacia una existencia feliz basó una intervención en la que recomendó vivamente dejarse acompañar por quienes pueden ayudar, y alejarse de las personas que no aportan nada o que "intoxican" la existencia. "Yo siempre digo que no hay personas tóxica sino personas que viven intoxicadas, porque no tienen recursos o no saben salir de ese entorno. Yo misma he tenido que apartarme de gente que no encajaba en mi vida".

La felicidad, para Sopeña, es "aprender a vivir en equilibrio y sacar el mejor partido de los instrumentos que tenemos al alcance". En ese largo viaje hacia el autoconocimiento juega un papel crucial la capacidad de adaptación a las situaciones. "En la segunda mitad del siglo XX se consideraba inteligente al que presentaba un alto coeficiente intelectual, ahora se sabe que eso no es cierto, una persona inteligente es la que es capaz de amoldarse, haciendo caso a la intuición, que nunca debe despreciarse".

Opina Sopeña que por fin la espiritualidad y la mente empiezan a mirarse frente a frente. "Ahora damos más importancia al componente espiritual, antes relegado a un segundo plano". También destacó el gran poder de las palabras para crear ambientes positivos o para hacer un daño irreparable. "Muchas veces hemos herido a alguien con el lenguaje sin saberlo". De ahí que Sopeña proponga, como pequeño ejercicio, eliminar del vocabulario algunas palabras, "en primer lugar las que nos dirigimos a nosotros mismos, ni nuestro peor enemigo nos hablaría tan duramente".