Es una de las más destacadas artistas asturianas actuales. Ha participado en festivales y ferias internacionales como Arco o PhotoEspaña. Ahora mismo tiene obra en Milán. La avilesina Soledad Córdoba (1977) presentó ayer en el Museo Barjola su videoinstalación "Resistencia", una pieza realizada especialmente para la capilla de la institución gijonesa. Se completa con tres dibujos de gran formato que su autora ha titulado "Guerreras". "Mi obra sale de muy adentro y es como un acto catártico", aseguró la creadora.

Esta videoinstalación funciona como un retablo, con tres secciones en la pared de la capilla, en la que se suceden imágenes de una acción que Soledad Córdoba hizo cerca del árido paisaje almeriense de Carboneras. La artista se esfuerza con sus propios demonios (pasados o presentes, da igual), simbolizados por un cúmulo de piedras que el espectador puede ver, bajo un gran velo negro o red, en el suelo de la capilla. Son los vestigios de lo que no se quiere efímero. "Resistencia" puede leerse como un subrayado en la necesidad de creer en uno mismo, en la importancia de seguir adelante.

"La resistencia como un acto de fe en uno mismo. El cuerpo/alma/espíritu es un todo que se organiza para poder llevar, seguir, estar, porque para estar hay que resistir siempre", dice la artista, desde una aparente fragilidad física que desmiente la potencia expresiva de su obra y la glauca consistencia de su mirada. Una fuerza que también fulge en esas tres "guerreras" que custodian, como guardianas de una nueva fe, la entrada a la capilla del Barjola. Soledad Córdoba afirma que son como autorretatos, los dibujos de una regeneración y la plasmación de una conciencia luchadora ante las iniquidades que vamos encontrando en el camino de la vida.

Artista multidisciplinar (es una extraordinaria fotógrafa, por ejemplo), Soledad Córdoba es doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense. Se ha formado y ha investigado en Madrid, Barcelona, París o Londres. Y ha ganado premios importantes. Su obra tiene algo de exploración existencialista (ella misma está en el centro de sus trabajos). Da la impresión, sin embargo, de que en "Resistencia" hay una transformación respecto de las piezas de "Devastación", que se pudieron ver en la sala gijonesa de Gema Llamares.

Aquellas obras, puestas bajo la sombría luz de una cita de Alejandra Pizarnik, exhibían un evidente pesimismo que ahora se torna, tal vez, en rebeldía y en necesidad de extraer la fuerza interior de la capacidad de resistencia. "Es cierto que hay un cambio conceptual; estoy esforzándome en dar ese giro", admitió ayer Soledad Córdoba. Aquella "aceptación del dolor" que podía adivinarse antes, se ha convertido ahora en el explícito programa de seguir adelante pese a todo.