"Siempre me han preocupado mucho las minorías". Con esta confesión por delante no es de extrañar que el escritor Miguel Ángel San Miguel se haya fijado en la historia de un morisco para su novela "El aroma del espliego". "He hecho causa con los pobres de la tierra", añadió San Miguel, profesor de Geografía e Historia ya jubilado. Su nuevo libro es, como él mismo lo define, "una historia de solidaridad y de esperanza", que matiza la historia oficial de que todos los moriscos fueron expulsados. "Y no fue así, ni tampoco todos eran islamistas", añade.

San Miguel, soriano, se fija en la historia de Cervera del Río Alhama, donde hubo una minoría morisca bastante integrada. Tal es así que cuando el rey Felipe III decretó su expulsión, se produce una explosión de solidaridad de gente que intenta protegerlos: matrimonios de conveniencia, documentos falsos... Incluso la Iglesia Católica se opuso a la decisión del Duque de Lerma y Felipe III. Al protagonista de la novela, Diego, también le llega su oportunidad de salvarse, y lo mandan de rabadán (mayoral de ganado) porque ese cargo le permitía unos privilegios: no podían detenerlo ni interrogarlo, y en cambio sí podía portar armas. Eso le permite ocultarse y luego retornar hasta el Campo de Calatrava, donde quedaron todos los moriscos que tenían privilegios concedidos por los Reyes Católicos.

La de los moriscos, afirma el novelista, es una de tantas historias de minorías, de perdedores, que hoy serían, en su opinión, los palestinos, los sirios... "Por desgracia las minorías siempre son las perdedoras", indica. Además de hacer un repaso a la historia de los moriscos, San Miguel recoge también las tradiciones de la trashumancia: cómo vivían, los ceremoniales... El pueblo del que es oriundo Diego, Cervera del río Alhama, perteneció a Soria hasta 1933, y pasó después a La Rioja con la redistribución provincial.

En sus años de docente, San Miguel asegura que no vivió comportamientos inadecuados relacionados con las minorías, y eso que siempre fue de instituto de barrio. "Nunca tuvimos problemas con los gitanos. Sí, en cambio, con alumnos expulsados de colegios privados".