La Fundación Hogar de San José, tutelada por la Compañía de Jesús, acoge a niños, los ayuda a reincorporarse al sistema educativo o a volver con sus familias y facilita la inserción en el mercado laboral de jóvenes. Cada año a 250, en una labor social que con distintos programas viene haciendo desde hace décadas. Ayer, la Fundación hizo una pausa para la celebración de su patrón y, de paso, conmemorar el 75 aniversario de su creación en 1942 por el sacerdote jesuita Máximo González. Fue un domingo de puertas abiertas y de acogida a todos los que quisieron compartir esta celebración, en unos actos en los que participaron amigos, voluntarios, socios, bienhechores, familias y antiguos alumnos y en la que el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ofició una misa en la parroquia de San Esteban del Mar, cantada por el Coro de Padres del Colegio de la Inmaculada.

La conmemoración, con la celebración de su fiesta patronal de San José, fue especial este año. Entre los actos que se organizaron, hubo la entrega de un regalo simbólico a las 7 personas que se jubilaron en los últimos siete años.

Un millar de socios

La Fundación cuenta con 1.000 socios, cuyas contribuciones permiten desarrollar buena parte de sus programas. Subvenciones y un contrato con el Principado son las otras fuentes de ingresos de una entidad con 48 empleados y 30 voluntarios que trabajan en tres proyectos de acogimiento residencial, con 45 plazas para menores incluidos en el sistema de protección del Principado; otros dos programas que también están dirigidos a niños, uno de ellos para trabajar con los que son expulsados de institutos y el segundo un servicio de reincorporación familiar.

Otro de los programas está dirigido a la inserción laboral, con áreas de acompañamiento a la búsqueda de empleo, prospección de empresas y con una empresa propia para la inserción, que realiza pequeñas reformas en viviendas.

Las celebraciones de ayer incluyeron partidos de fútbol entre niños, mayores y antiguos alumnos; un aperitivo tras la celebración de la misa en la parroquia de El Natahoyo y, ya por la tarde, un festival con actuaciones organizadas por los niños, los colaboradores y los trabajadores de la Fundación.