La interpretación de "Solo a ti pertenezco", de Jesed, por parte de las monjas carmelitas samaritanas del monasterio de Valdediós, ayer, en la iglesia de San Antonio (antigua de los Padres), inauguró los actos de Cuaresma, organizados por primera vez de forma conjunta por las parroquias de Santo Tomás y San Nicolás.

Los fieles avilesinos recibieron con júbilo a las religiosas del convento del concejo de Villaviciosa, tal y como quedó de manifiesto con la alta presencia de cristianos en el templo de la plaza Carlos Lobo para asistir a la charla que ofreció la madre Olga María. La priora del monasterio de Valdediós, que inició su intervención señalando que la misión de las carmelitas es "gritar al mundo el amor de Dios", centró su intervención en "lo más importante de nuestra vida: Jesús", al que definió como "la fuerza, el empuje, la ilusión, la brújula...".

Tras expresar el cariño que su comunidad está recibiendo desde que se trasladó a tierras asturianas, la religiosa habló de Jesús. Manifestó que "cuando lo ponemos en el centro de nuestras vidas, todo es fácil. Por contra, si lo desplazamos, perdemos de vista lo esencial".

En un tono cercano, amigable y coloquial, la madre Olga María explicó que "para poner a Jesús en el centro de la vida es importante entablar una relación estrecha con él y verlo como un verdadero Dios y un verdadero hombre". Se refirió al Todopoderoso antes de su encarnación -"entonces ya nos amaba, pero no sabía lo que era hacerlo con el corazón de hombre"- y una vez convertido en hombre.

Ante un templo prácticamente lleno, la monja carmelita reveló haber descubierto a los 31 años que Jesucristo tenía corazón, más de una década después de haber tomado los hábitos. "Al evidenciar que Jesucristo tenía un corazón como el mío y experimentaba lo que yo sentía, mi vida cambió", relató para señalar que entonces residía como carmelita descalza en un convento de clausura.

"Cuando se tiene un encuentro así, de tú a tú con Jesucristo, la existencia cambia para siempre, ya nada es igual, no vuelves a querer a las personas como antes; el amor pasa a ser de otra forma", resaltó la madre Olga María para añadir que, en caso de que ese acercamiento no se produzca, "los buenos propósitos duran poco". "Sin Jesucristo no tenemos nada; no hay alegría, ni esperanza, la vida no tiene sentido", comentó para concluir su charla resaltando los efectos de encontrarse con el corazón de Jesús: "nunca estarás solo".