Encender un cigarrillo es, para muchos asturianos, una tarea cotidiana; un acto casi reflejo del que es complicado desligarse. Para tratar de ayudar a superar el vicio de la nicotina, Aurora Alonso, de la Unidad Especializada en Tabaquismo del área sanitaria IV del Principado, ofreció ayer una conferencia en la Casa de Cultura de Posada bajo el lema "Dejar de fumar: sí se puede". La experta considera que abandonar esta droga es una tarea "difícil" pero "reconfortante" para los adictos.

- Dando por hecho que no existen milagros para dejar de fumar, ni sobrellevar el síndrome de abstinencia, ¿dónde está la clave para abandonar el tabaco?

-El síndrome de abstinencia, conocido como mono, es la parte más dura, y se prolonga entre cuatro y nueve semanas, dependiendo del paciente. Para superarlo hay tratamientos farmacológicos y terapia conductual y psicológica.

- ¿Son necesarias estas ayudas para poder lograr el objetivo?

-No necesariamente. Pero tenemos constancia de que el uso de estos tratamientos otorga, aproximadamente, un 25 por ciento de éxito, y la suma de ellos lo eleva por encima del 50 por ciento. Pero esto no quita que una persona pueda dejarlo por voluntad propia sin ninguna de estas ayudas. También hay que tener claro que ningún tratamiento hace milagros.

- ¿Cómo debe afrontar un abstinente los momentos críticos de mono?

-Hay que reciclar las ideas negativas y hacer un mapa mental en el que visualicemos el éxito. Imaginarnos dentro de tres o seis meses sin fumar; afrontarlo como un reto más de la vida, como puedan ser los estudios o un trabajo; tener muy presentes los motivos por los que lo queremos dejar... El mono es como un tsunami: al principio es muy fuerte pero, con el paso del tiempo, pierde consistencia.

- Como ocurre con otras sustancias, ¿el adicto al tabaco lo es de por vida?

-Sí. Alguien que deja de fumar no puede volver a probar un cigarro. Eso de: "hoy fumo porque he salido de fiesta o estoy en un acontecimiento", no vale. Si lo hace, está condenado a recaer en la nicotina.