En la escuela infantil del Rubín, donde cada día acuden 115 niños menores de tres años, hay bebeteca y un botiquín para los libros. También una mochila viajera, llena de cuentos, que cada semana se lleva a casa un chiquillo. María Xesus López, una de las responsables de la lectura en el centro, explica que la afición por la lectura se inculca desde la cuna, involucrando a las familias y con actividades divertidas. Ayer, con motivo del Día del Libro que se celebró el domingo, hubo sesión de cuentacuentos.

Para esa ocasión se invitó a lectoras algo especiales. Una fue la concejala de Educación de Oviedo, Mercedes González, que les leyó el cuento "El pollo Pepe aprende a volar", y la otra la bibliotecaria de Pumarín y responsable de la red municipal de bibliotecas Chelo Veiga, que eligió como lectura el libro "Y el pequeñito dijo".

Durante el día de ayer estuvo instalado a la puerta del edificio un mercadillo de flores, en el que por un euro se podía adquirir un clavel y un marcapáginas. Ese dinero servirá para costear la fiesta de fin de curso del centro.

En la escuela permanecerán expuestas durante un par de semanas las fotografías que se han tomado de cada niño con un libro y los marcapáginas que hicieron con la ayuda de sus familias, dedicados a los cuentos de hadas, para concurrir al concurso organizado por el centro.

Algunos establecimientos ovetenses mantenían ayer en la calle sus expositores con libros. Alberto Polledo firmó ejemplares de su primera novela "Cadaval. La venganza de un guerrillero" a las puertas de la librería de la calle El Peso y con él Manuel Claverol, con el que es coautor de "Guía total, turística y monumental de Oviedo".

En la librería Santa Teresa, por la tarde, el exalcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo participó en un recital poético colectivo. El leyó el poema "El Desayuno", de Luis Alberto de Cuenca.