Gregorio Martín Quetglas es catedrático jubilado de Ciencias de la Computación de la Universidad de Valencia y durante su vida profesional trabajó en Geometría Diferencial, Aplicaciones de los Computadores y de la Inteligencia Artificial a la Cardiología y a los Procesos de Control de Sistemas de Transporte, además de dirigir el Instituto de Robótica de la Universidad valenciana.

Martín impartió en la Casa de la Buelga de Ciaño una conferencia con el título "Inteligencia artificial y robótica. La ausencia de salarios: opiniones". El acto fue organizado por la Asociación Cultural "Cauce del Nalón" y la Universidad de Oviedo, en colaboración con el Ayuntamiento de Langreo y el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas

El evento contó con la intervención previa del director de la Casa de la Buelga, Aladino Fernández, y del presidente de la entidad organizadora, Francisco Villar, mientras que el sociólogo Manuel Ovies fue el responsable de glosar la figura del conferenciante, de quien destacó "su incesante labor divulgativa, con la publicación de más de un centenar de trabajos científicos y otros tantos artículos en diversos medios de comunicación así como su intervención en diversos comités europeos".

El catedrático inició su intervención asegurando que "la digitalización es una maravilla en la que confluyen seis ingenierías: microelectrónica, robótica, software, telecomunicaciones, arquitectura de computadoras e ingeniería de control". Y añadió que "lo digital incrementa el bienestar de las personas y las iguala, pero también tenemos que afrontar la idea de que nos dirigimos a una época donde, también gracias a la digitalización, habrá menos empleo". "Sobre todo, hay que tener claro que ese empleo nada tendrá que ver con la idea que tenemos en la actualidad del puesto de trabajo como concepto", aseveró, y del mismo modo, insistió en la idea de que "la digitalización provocará que los empleos se vuelvan más flexibles y se dará el caso de que todo el mundo podrá prestar servicios profesionales y ubicuos".

"Necesitamos una adaptación de las instituciones sociales porque no es que la revolución digital liquide empleos, sino que provocará que las tareas queden en manos de la cooperación entre el hombre, las máquinas y la inteligencia artificial", explicó. Durante su disertación, el catedrático también llamó la atención sobre el uso de la digitalización y su potencial transformador y resaltó el hecho de que "estamos ante la más poderosa tecnología utilizada en la historia de la humanidad".

Al mismo tiempo, evidenció que existe un cierto grado de complacencia en la aplicación práctica de las nuevas tecnologías si bien casi nadie se ha parado a pensar en las consecuencias de esa aplicación sobre el empleo (o el desempleo) y divertido, mostró su convencimiento de que "todos queremos trabajo, pero sin renunciar al Whatsapp".

Martín reflexionó sobre el reto que supone intentar encontrar un sistema que se adapte a los cambios, inevitables, "pues la inteligencia y la robótica artificial están tomando posiciones e incluso encontrarán su lugar en espacios tan poco habituales como los asilos, donde en un futuro no muy lejano, las personas mayores o aquejadas de incapacidad serán atendidas por máquinas, tal y como ocurre en Japón, donde los robots se han convertido en magníficos cuidadores".